CIPOLLETTI (AC).- "Entré en el laboratorio, la vi tirada con un tapadito negro. No me acerqué, no la quise tocar porque podía comprometerme en algo", dijo María Teresa Franco que le relató Juan Carlos Aguirre el día del hallazgo. Estaban en la comisaría Cuarta y el ahora imputado le hizo un gesto, levantando ambas manos, como para enfatizar eso de que no quería que lo fueran "a responsabilizar".
Franco era amiga de Ana Zerdán. Fue la última del grupo que la vio con vida aquel 17 de setiembre de 1999. Habían salido a caminar, como lo hacían cada mediodía desde hacía once años. La dejó 15:45 aproximadamente.
"La vi contenta, como que estaba por resolver algo", relató la testigo ante el Tribunal. No sabía si esto tenía que ver con que había adelgazado unos kilos o por su situación de pareja con Aguirre. Ya le había mencionado la víctima que tenía que "arreglar unas cosas con Juan".
En la mañana del 18, se enteró por otra amiga que Ana había sido asesinada. Fue a la comisaría y allí se encontró con Juan Carlos.
- "¿Juan, qué pasó?" -dijo la testigo que le preguntó al imputado.
- "Entré al laboratorio, la vi tirada con un tapadito negro. No me acerqué, no la quise tocar porque me podía comprometer en algo", asegura Franco que le respondió Aguirre.
No se lo dijo a él, pero ella pensó: "Si la querés tanto, ¿por qué no te acercaste para ver si estaba viva?"
La testigo reconoció que esta conversación no la plasmó en su declaración en la instrucción; hecho que generó reproches de parte de la defensa. "Con el tiempo me di cuenta de las cosas", justificó
la mujer.
Con su abuelita
Franco aportó otro dato: dijo que el día del velorio se encontró con Juan Manuel Aguirre, y que en la conversación le preguntó por su novia (Nancy Salinas). "Se fue a ver a su abuelita que estaba muy mal en La Plata", asegura que le respondió el otro procesado por el crimen. Salinas es la joven que fue imputada por presunto falso testimonio. Había viajado para encontrarse con un novio, que está citado para hoy.
Otros dos amigos aportaron indicios en contra de los imputados. Primero lo hizo el médico Juan Carlos Pereyra, quien consideró a Juan Manuel como "un chico extraño; no era estándar". Aseguró que Zerdán lo quiso incorporar al grupo de jóvenes (hijos de los amigos) pero según la opinión de los chicos "era muy violento". Y relató un episodio en el que Juan Manuel rompió una raqueta.
Dina María Pastrovechio, amiga desde el '76, expresó que a Ana "le faltaba coraje para separarse porque con los hombres era muy débil". Y como lo hicieron los otros dos testigos, coincidió en que la situación económica de Zerdán era "muy mala" en el último tiempo.