NEUQUÉN (AN).- La justicia provincial condenó ayer a cinco años de prisión a un policía que disparó balas de goma contra un padre que salió a defender a su hijo, y que perdió un ojo como consecuencia de los proyectiles.
La sentencia la emitió en forma unánime la Cámara Criminal Segunda, integrada por Emilio Castro, Héctor Dedominichi y José Andrada. El efectivo condenado es Rubén Andrés Pintos (29), un policía que en febrero de 2006, cuando ocurrió el hecho, cumplía funciones en la comisaría Primera de esta capital.
Con la pena impuesta, la Cámara hizo lugar al pedido que había hecho el abogado de la querella Marcelo Medrano. Además de los cinco años de prisión, le aplicaron una inhabilitación por ocho años para desempeñarse en la fuerza. El delito del que fue encontrado culpable es "lesiones leves en concurso real con lesiones graves".
"Estoy muy conforme y espero que esta condena sea ejemplificadora para todos los policías. No pueden ser que anden por ahí y tiren contra cualquiera por cualquier cosa" , afirmó ayer a "Río Negro" Juan Alcapán, el mecánico del barrio Sapere que la madrugada del 26 de febrero recibió los disparos.
Los jueces fueron contundentes con respecto a los disparos que efectuó el uniformado: "Nada justificaba los dos disparos pues ningún peligro era necesario repeler. En mi entender se trató de un acto realizado por puro despecho, ni más ni menos que una reacción corporativa ante la imposibilidad de detener al afectado", afirmó Andrada, quien emitió el voto principal de la sentencia.
El juicio se hizo por un hecho ocurrido la noche del 26 de febrero. El hijo adolescente de Alcapán era perseguido por el acusado y otros policías, cuando comenzó a gritar en la puerta de su casa pidiendo auxilio. Su padre, que dormía con la madre del joven, lo escuchó y salió a la calle. Allí se produjo un forcejeó, y el uniformado disparó contra Alcapán y su mujer. El hombre perdió el ojo, y sufrió heridas en el torso, mientras que a la mujer algunas postas le impactaron en las piernas.
Con respecto a la detención del adolescente, los jueces manifestaron que "como bien lo señaló la fiscal, tampoco se justificaba, ni siquiera para una simple identificación...".
En su defensa el policía había dicho que disparó hacia un montículo de arena, y que las lesiones se produjeron por el robote de los proyectiles.
"Amén de señalar que la arena hubiese absorbido las postas de goma, ningún rastro de tal rebote se encontró en el lugar", puntualizaron los jueces. Y destacaron que tanto los afectados como un testigo "afirmaron que se trató de disparos directos" al mecánico y su mujer. Además remarcaron que "ni siquiera los propios compañeros del acusado escuchados en el debate, avalaron su descargo...".