La persistente sequía que se abate desde hace muchos meses sobre el sur de Río Negro y la falta de lluvias de relevancia en la cordillera ya son datos de la realidad.
En el caso de la cordillera, el faltante de lluvias tienen un aditamento muy especial, ya que tiene su impacto sobre las aguas que transportan los ríos y por ende esa información es vital para saber cómo puede comportarse la producción de energía eléctrica en la región.
Las estimaciones de tipo estacional toman en cuenta una serie de variables meteorológicas que pueden afectar el comportamiento del tiempo a mediano plazo, y de esa manera apuntan a brindar una aproximación cualitativa del comportamiento climático en los próximos meses.
Para ese análisis se tienen en cuenta fenómenos a gran escala como las corrientes marinas, la presencia del efecto de El Niño o la Niña sobre el océano Pacífico ecuatorial, entre otras.
En los últimos meses, y teniendo en cuenta esta última variable, se ha desarrollado sobre el océano Pacífico el fenómeno de La Niña, lo que implica que las aguas del Pacífico ecuatorial tienden a estar más frías que los promedios, lo que genera un impacto sobre el comportamiento atmosférico. Ello ha inducido a un pronunciado déficit de lluvias en buena parte del territorio nacional, a excepción de algunos sectores de la zona central del país y el noroeste, donde las lluvias fueron abundantes.
Sobre el norte patagónico, pasado el crudo invierno de 2007 con buena nieve sobre cordillera, los regímenes de lluvia se redujeron considerablemente en los meses posteriores, a lo que se sumó un verano cálido con continuidad de altas temperaturas y un alto régimen de evapotranspiración. Por su parte la línea sur de Río Negro va camino a cumplir un año en condiciones de sequía.
De acuerdo con el análisis que realizan algunos centros especializados en estimaciones de tipo estacional, el fenómeno de La Niña tiende a mantenerse durante los meses venideros, atenuándose a medida que transcurre el otoño. Al mismo tiempo se está indicando que es altamente probable que persistan las condiciones que den lugar a una acumulación de lluvias por debajo de los valores normales para la zona. Esta tendencia podría mantenerse al menos hasta el mes de junio, con todas las implicancias que ello tendría.
Al mismo tiempo estos análisis apuntan a que el ingreso de aire frío durante el otoño sea más espaciado que en otras temporadas, por lo que daría en primer lugar a temperaturas dentro de los valores normales, aunque no se puede descartar que hacia fines del otoño se tengan valores por encima de los promedio.
Siempre hay que tomar estos valores como lo que son: estimaciones de tipo general para toda el área en cuestión.
Por ahora, y a manera de conclusión, los análisis de los modelos de estimación climática están evaluando como posible que la falta de lluvias se mantenga en la zona al menos hasta junio.
ENZO CAMPETELLA