Viernes 22 de Febrero de 2008 Edicion impresa pag. 26 > Sociedad
Un disfrute para turistas de todo el país

Turistas de Río Gallegos, Santa Fe, Roca, Córdoba, Chile, Mendoza, entre otras latitudes, participaron de esta experiencia inolvidable que organiza la firma Desert Trucks, ya conocida por sus clásicos camiones de guerra con los que realiza las excursiones. En general, las expediciones a la salina se llevan a cabo desde media tarde hasta la medianoche y finalizan luego de compartir una cena exquisita realizada bajo las estrellas entre las parvas del mineral. Pero este miércoles la propuesta varió.

La idea fue observar el eclipse, aprovechando las posibilidades únicas que ofrece la Salina para la contemplación estelar. La total ausencia de luz artificial en los alrededores y la profundidad bajo el nivel del mar, permiten que el manto de astros se extienda y se vea nítidamente. Patricia Juárez es la encargada de las explicaciones científicas y de responder las inquietudes de los maravillados excursionistas.

Es ocasión para un brindis, una picada y las recorridas por las inmediaciones. Sorprende ver la blancura de la salina y su impresionante luminosidad. Enmudecen las parvas de sal que los obreros acumulan durante meses para luego ser enviadas a distintas plantas industriales. Y atrapan las historias que los guías relatan sobre el Gualicho.

Ingresar a ese bajo tiene sus riesgos y es por eso que solamente puede hacerse con la correspondiente autorización.

 

Una experiencia imborrable

 

Laberínticos caminos, tramposos ojos de agua y charcos infranqueables impiden el tránsito seguro por ese lugar. La experiencia de los operadores turísticos permite evitar

cualquier percance y hace posible que se viva en la salina una experiencia imborrable.

A las 5 de la mañana, el eclipse quedó atrás y es tiempo del regreso. Energías agotadas requieren descanso. La luna ilumina cada paso. La salina se aleja, reservando para sí sus misterios de siempre.

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