Viernes 22 de Febrero de 2008 Edicion impresa pag. 19 > Municipales
Mujer de El Bolsón, encerrada entre cuatro medianeras
Una madre sola, junto con sus tres hijos, vive en un lote urbano que no tiene ninguna salida a la vía pública. De favor los vecinos la dejan pasar, pero desde la comuna nunca le dieron solución a su problema, que ya lleva 15 años.

EL BOLSÓN (AB).- Raquel Rojel y sus tres hijos, de 5, 9 y 12 años, viven encerrados. La expresión es literalmente ajustada a la verdad porque el lote donde está construida su modesta vivienda no tiene ninguna salida propia a la calle.

Esto ocurre a pocos centenares de metros del polideportivo municipal y del cruce neurálgico del pueblo, es decir la avenida San Martín con la Ruta 40.

El desorden urbanístico y catastral de algunos barrios de la localidad encuentran en este caso una expresión paradigmática.

La mujer, madre sola que sostiene a su familia con su trabajo en el rubro de las gastronomía, cuenta que el problema se remonta a más de 15 años porque antes que ella vivía allí su abuela, cuyo féretro -el día que murió- debió ser levantado a pulso por arriba de una cerca de un vecino hacia el exterior.

Carecer de una entrada la priva también de poder gestionar los servicio básicos de luz, agua y gas. La energía y el agua la obtiene de extensiones facilitadas por vecinos.

Raquel responsabiliza a la municipalidad por lo que sucede, pues dice que sus vecinos son en definitiva quienes en todos estos años le han permitido pasar de uno u otro modo a través de sus propiedades y así llegar a la calle.

Sin embargo, adyacente hay una vivienda de una persona vinculada a un funcionario de la administración del intendente Romera que estaría edificada encima de una calle y que le ha ganado de mano a Raquel en el cercado de una porción de tierra que no le pertenece.

La ordenanza 180 de 2004 les adjudica a Margarita Matus y Raquel Rojel las parcelas 1 y 2 de la manzana 041 C, obtenidas de una cesión del gobierno provincial al municipio de tierras que eran de Viarse.

Raquel Rojel nunca pudo regularizar la situación de su propiedad heredada de su abuela. Ni siquiera una mensura correcta: le habían dicho que el lote más de 600 m2, pero en realidad ahora no supera los 400 en consecuencia tampoco un precio ajustado alo real.

Raquel y sus hijos pasan a través de un agujero practicado en un cerco de madera. Por ahí a través del patio de un vecino, que es tío de la damnificada, acceden a la vía pública. La mujer ha pedido a la municipalidad, los últimos por escrito, tuvo promesas, pero ninguna respuesta.

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