La gestión del gobierno provincial desconoce de las convicciones y actitudes que el mismo oficialismo impone cuando opera en la resolución de sus problemas políticos.

Su primer escollo para la elección de Bariloche quedó reducido frente a la reacción instrumentada en la puja entre Marcelo Cascón y Hugo Castañón por las candidaturas.

En lo político, Saiz reniega pero siempre recurre a las añejas recetas y operadores. Existió una puesta en escena el lunes en la Residencia cuando convocó a una docena de dirigentes pero, al final, encomendó la búsqueda del consenso. Designó para esa misión a Daniel Sartor, Jorge Pascual y Pablo Verani. La solución estaba a medio camino. Castañón había sufrido una fuerte embestida con encuestas esquivas, que lo ponían entre 11 y 20 puntos detrás de Cascón. Aquél no resignó gratuitamente su postulación. Un acta -que firmaron Saiz, los candidatos y los mediadores- le otorga el primer lugar en la lista a diputados nacionales del 2009. No figuran otras promesas habladas. Por caso, una opción apetecible y destinada a que Castañón participe en la campaña. Si Cascón es electo intendente, su banca legislativa será ocupada por Graciela Di Biase, hoy presidenta de Altec. Así, Castañón tendrá su oportunidad empresarial.

Sobran reclamos de autorías por el resultado. "Siempre apoyamos a Cascón", replican en las cercanías del gobernador. Un crédito devaluado ya que lo hicieron desde el ostracismo y la comodidad que asumen ante la vacilación de Saiz. Existió una excepción, pues el vicegobernador Mendioroz aceptó una militancia pública por Cascón.

El protagonismo que pregonan los hombres del gobernador sigue ausente y la solución política siempre llega desde el mismo lugar. Hay un caso palpable: el ministro de Gobierno, José Luis Rodríguez, y el secretario general Francisco González ni hablaron en el análisis de la Residencia. Aquél tenía mucho que decir, pues mantenía un canal abierto con la intervención. Un encuentro lo reunió con el ex diputado Fernando Chironi. Esa opción conciliadora ya se contradecía con hechos y expresiones ajenas.

Dos vertientes conviven. Aquella que cabalga en las marcadas diferencias con el Comité central y que marcha hacia un nuevo partido. Sartor y Pascual son actores centrales, mientras Iván Lazzeri fue quien delineó sus

motivaciones en aquel cónclave. El otro enfoque proclama un acercamiento al partido. Se alistan Verani, Mendioroz, Rodríguez y el entorno de Saiz.

El gobernador continúa con el dilema por su dirección final, pero tiene objetivos claros: la renuncia de Gerardo Morales en la conducción de la UCR y el destierro oficial para Chironi. Son elementos suficientes para explicar este presente radical.

El gobernador anunciaba a Cascón como "candidato oficial" cuando Rodríguez hablaba con la intervención por Bariloche. "Así, no podemos. Ya está todo decidido", les transmitió Chironi. Casualidad o no, la reserva para Castañón de la diputación coincidía con el diseño de igual destino para Chironi, según un plan conciliador. La intervención contraatacó: convocó a internas para el 16 de marzo con el propósito de conseguir su candidato. Esta decisión incomodó a Cascón y al oficialismo. No quieren más revuelos entre radicales. La neutralidad es la misión buscada. Cascón pretende un respaldo automático de la intervención y, por eso, reduce la evaluación al escenario local, alejado de la Concertación K. Un relevamiento irreal para los vapuleados interventores. Juan Gauna viajará esta semana a Bariloche con más reclamos que soluciones.

Hay demasiada energía derrochada en la política. La democracia se alimenta de la política, pero ella también debe motorizar acciones de gobierno y soluciones de los problemas de la gente.

Curiosamente, la política en beneficio de la gestión provincial es la mayor carencia en la relación de Río Negro con Nación.

La negociación salarial con la Unter es prueba concluyente. Lo peor es que quedó cautiva y pendiente de decisiones nacionales. Hace más de un año que Río Negro pidió que se lo incorporara al Fondo Compensador, que ya colabora con 11 provincias. El viernes, en la urgencia, Saiz llegó al despacho del ministro Juan Carlos Tedesco, quien postergó su respuesta para saber si esas solicitudes provinciales se generalizan y así cuantificar los montos necesarios. Esos tiempos ya no servirán a Río Negro. La Unter marcha al paro inicial.

Igual paciencia fue planteada por el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pessoa. Se estima que en marzo estará operativo el acuerdo de refinanciamiento y habría un anticipo de fondos. Este envío requiere un decreto de la presidenta Fernández. Otros son los trámites.

Además, son innumerables los expedientes colgados en áreas nacionales, como los atrasos de los fondos para viviendas y para distintas obras públicas. No es otra cosa que la pobreza de la arengada Concertación.

La oposición está ocupada en iguales menesteres políticos.

El arriaguismo socializó su debate interno, originado en diferencias de proyectos y de manejos de fondos públicos. El final está marcado: Fabián Gatti planteará y presidirá su propia bancada, con dos o tres legisladores más: Martha Ramidán, Beatriz Manso y, posiblemente, Luis Bonardo. La separación administrativa fue acordada con el vicegobernador Mendioroz y se formalizará en la próxima sesión. El resto quedará en el bloque Encuentro, que pasaría a tener la conducción de Luis Bardeggia. Esta división dinamita el poder del diputado Julio Arriaga.

El viernes, el justicialismo defendió tibiamente al FpV en Bariloche pero, en realidad, su viabilidad se sabrá el fin de semana. Existen muchas rencillas y retractores internos. Así, el senador Miguel Pichetto -un defensor del Frente- no parece dispuesto a forzarlo a cualquier precio. La negociación con Sur será central. ¿Esta agrupación tendrá actitud para motivar al PJ y lograr su respaldo para la continuidad de Darío Barriga? Todavía, no. Sí es cierto que el icarismo no es lo que era y su postura actual delineará sus posibilidades futuras para Bariloche, esa ciudad que inspira tanta felicidad pero que también tiene el arte de arruinar hasta las mejores estrategias políticas.

ADRIÁN PECOLLO

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