Lunes 11 de Febrero de 2008 Edicion impresa pag. 22 y 23 > Sociedad
Tres etapas identificables

Si bien desde mediados de la década de los ochenta se han efectuado diversas categorizaciones referentes a la gravedad del entorpecimiento del vínculo parental, se coincide en que existen tres grados diferentes de comportamientos anómalos en los niños que atraviesan esa situación:

" Estadio I (ligero). Las visitas suelen tener alguna dificultad en el momento del cambio de progenitor. Pueden suceder demoras en la entrega del niño, cuestionamientos delante del menor ante pequeños retrasos en la devolución del menor; recriminaciones a cómo está la vestimenta del menor al regreso, etc.

" Estadio II (medio). El progenitor alienador utiliza una gran variedad de tácticas para excluir al otro progenitor. Aquí se suele incluir el no avisarle de los actos escolares del menor, no incluirlo en las decisiones referentes a la salud del mismo, no consultarlo sobre la disponibilidad de horarios para realizar la visitas asignándole al menor actividades en los horarios pactados para ellas, etc, etc.

" Estadio III (grave). Los hijos están en general seriamente perturbados y a menudo son fanáticos. Sus gritos, su estado de pánico y sus explosiones de violencia pueden ser tales que visitar al otro progenitor llega a ser imposible.

Como ya se ha indicado, este tipo de conductas, se presentan en la gran mayoría de casos en los conflictos familiares de disolución, y allí se indica que se puede producir esta inculcación maliciosa por parte del progenitor conviviente (o en algunos casos por el no conviviente, pero si es el que resulta más "poderoso" para la psíquis del menor). Sin embargo, a poco de realizar una tarea psicodiagnóstica, se observa que el presunto malestar subjetivo del menor no se condice con sus producciones, y que los resultados obtenidos en las diferentes técnicas utilizadas resultan contradictorios con la presunta situación traumática que se alega habría vivido el menor. Así incluso se observa que -en especial en aquellos con falsas acusaciones de abuso-, pueden existir características importantes en común con el Síndrome de Munchausen por Poderes, en el cual los progenitores alienantes cubren sus necesidades presentando a su hijo como un enfermo.

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