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Muchos interrogantes intentarán develarse en el juicio | ||
No se sabe cuántos depravados visitaban a las nenas ni la cantidad de víctimas. | ||
ROCA (AR).- ¿Desde hace cuántos años que Alberto Fasanella habría practicado abusos sexuales contra menores de distintas edades? ¿Cuántas fueron las víctimas que habrían pasado por la casa de Neuquén 624? ¿Cuántas personas supuestamente integraron esa red que también sometía a menores a cambio de un plato de comida o por algunas monedas? Muchos de estos interrogantes comenzarán a develarse el próximo 29 de febrero, cuando Alberto Fasanella y Fernando André Reguera, sean sometidos a juicio en la Cámara Segunda del Crimen, donde durante siete jornadas -y con 33 testigos- los magistrados tratarán de establecer si efectivamente estas personas llevaron adelante esas prácticas con niñas que en algunos casos, no superaban los 10 años. Pero al analizar varias de las declaraciones que figuran en al causa y a la cual tuvo acceso exclusivo este diario la semana pasada, se puede advertir que con el testimonio de las involucradas, comienzan a responderse varias de estas preguntas. Tras la detención de Fasa nella el 24 de mayo de 2006, más de una decena de víctimas pasaron por la subcomisaría de Stefenelli y por el Juzgado Nº12, donde justamente se tramitaba la causa por la desaparición de una niña. A partir de este dato fue que la policía allanó la casa del imputado donde se pudo hallar fotos de menores desnudas -algunas de vieja data- y otros elementos que lo vinculaban a varias menores. Muchas de ellas, guardaban entre sí, una conflictiva relación con amenazas, golpes y sometimientos de distinta índole. Pero siempre las unía el mismo eslabón: el ex kiosco de calle Neuquén, donde muchas iban a parar después de fugarse de su casa, o de escapar de algún hogar, o bien llevadas por otra persona menor o mayor. Uno de los tantos testimonios que aparecen en la causa es la de una joven de 21 años, quien aseguró que fue llevada por primera vez a la casa del "Conde" cuando tenía 12. A partir de los aportes que realizó se pudo llegar a identificar a varias jóvenes que sufrieron algún tipo de abuso en la casa del sospechoso. Uno de las declaraciones escalofriantes fue la de una joven de 23, quien llegó por primera vez a la casa cuando tenía 19 y acompañada de su hija de 3. El arribo se produjo después de separarse de su pareja. El trato implicaba que el imputado le alquilaba una habitación pero que a cambio debía llevar al menos 3 clientes y le debía cobrar 21 pesos. Por cada uno, el propietario de las piezas se que daba con 7. "Si quería perdonarle un día tenía que mantener relaciones sexuales con él. Y si se sacaba fotos practicándole sexo oral le perdonaba otro", dijo en su declaración una de las testigos que a fines de mes también brindará su testimonio ante los jueces María del Carmen García, Juan Rotter y César López Meyer. También mencionó que en el lugar se consumía marihuana o cocaína. En los testimonios de las niñas efectuados ante la policía -al menos dos tenían un leve retraso madurativo y estuvieron acompañadas por sus padres- dijeron reconocer el lugar y al "Conde" que pudieron observar a través de los medios de comunicación. Incluso una de ellas contrajo HIV. Las involucradas en los casos de abuso reconocieron haber sido amenazadas en varias oportunidades de palabra y hasta con armas de fuego si no accedían a los pedidos del imputado que, según la ocasión, las obligaba a fotografiarlas desnudas, practicando sexo oral o a ser filmadas en varias poses. Justamente en uno de esos testimonios fue que surgieron los elementos que llevaron al procesamiento del hombre de origen español André Reguera ya que las pequeñas habrían reconocido parte de la vivienda del sospechoso. A esta altura de los acontecimientos, nadie descarta que después del juicio puedan surgir más involucrados. Por caso, un hombre que manejaba una camioneta de un canal de televisión, donde supuestamente había sido llevada una niña para ser filmada. O bien otra serie de supuestos "clientes" que eran llevados a la casa de Fasanella para mantener relaciones con las menores. En muchos casos, los sujetos que se aprovecharon de las niñas y adolescentes daban a cambio un plato de comida o solamente algunas monedas. | ||
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