VIEDMA (AV)- Las orcas adelantaron la visita a las playas viedmenses.
A diferencia de otros años los avistajes comenzaron a fines de enero en la zona de punta Bermeja donde se encuentra la reserva faunística de lobos marinos, la más importante por la cantidad de población de la Patagonia.
En ninguna de las apariciones constatadas se registraron ataques. Sólo fueron patrullajes en la colonia de lobos.
Si bien no es frecuente observarlas en esta época del año, han sido detectadas en alguna oportunidad también en enero.
Pero el registro de presencia y ataques de estos enormes cetáceos se esperan para junio y julio aunque como dueños y señores del mar pueden aparecer cuando quieran.
En estos días fueron observadas tres y cuatro orcas -una hembra con sus crías- en cada aparición incluidos en algunas de ellas Mel, un macho identificado como el más conocedor de esta zona. A él si se lo observó alimentarse de unos lobos que se encontraban a varios metros de la costa en bahía Rosas pero no protagonizó ningún varamiento intencional como suele realizar en península de Valdés, según detalló el guarda ambiental de la reserva, Jorge Arruda.
Los turistas que coincidieron con la visita de las orcas fueron los más beneficiados con semejante espectáculo que regala la naturaleza.
La mayoría quedó perplejo al observar las enormes aletas oscuras de aproximadamente un metro y medio que sobresalían del mar acercándose y alejándose del apostadero de los lobos.
No es frecuente observar semejante animal de unos nueve metros deslizándose en el agua con el peso de una imagen devoradora.
Las preguntas abundaron por el destino de los lobitos y no fue fácil, sobre todo para los más chicos, que se entienda la ley de la cadena alimentaria.
Más de 600 "bebés"
Al margen de estas destacadas visitas de las orcas, los lobos marinos son los protagonistas supremos de la reserva en Punta Bermeja.
En estos momentos están finalizando los partos y han disminuido los nacimientos que en enero se produjeron hasta 10 por día.
En estos momentos, es más frecuente observar los apareamientos que se dan a menos de 10 días del parto cuando la hembra vuelve a entrar en celo para luego sobrellevar casi un año de gestación de su nuevo cachorro.
Más de 600 lobitos nacieron entre diciembre pasado y este mes, según el censo realizado esta semana, los que se se suman a los 4.500 ejemplares aproximadamente de la colonia.
El apostadero sumado a esta época de pariciones generó como todos los veranos
una afluencia turística muy importante en la reserva.
Hubo días con más de 300 personas que recorrieron las pasarelas que se levantan en la cima de los acantilados a unos 30 metros de altura para observar desde allí la inmensidad del mar y el gran escenario rocoso que alberga a los lobos marinos que descansan, se bañan, alimentan, pelean, rugen como leones, mientras otros llegan a este mundo sin que el resto se inmute. Salvo las gaviotas que se alimentan de los desechos limpiando así el lugar antes que lleguen las olas y hasta colaboran en cortar los cordones umbilicados de estos enormes bebés que se distinguen a la distancia no sólo por el tamaño sino por el color oscuro de la piel.