El sociólogo José Enrique Miguens defendió las marchas y protestas populares como mecanismo de defensa de las sociedades víctimas del delito.
"Las convocatorias a reclamar contra la inseguridad son necesarias para presionar a los poderes públicos, es bueno que se asusten los gobernantes", advirtió el autor de "Democracia Práctica" en diálogo con "Río Negro" sobre la ola de indefensión que llevó a recientes reacciones de habitantes de lugares que van -por citar algunos- desde el conurbano bonaerense, pasando por Córdoba y hasta Villa Regina.
Antes de referirse a las causas, Miguens señaló que la falta de respuestas obedece al desinterés de los dirigentes políticos en consultar a especialistas de las distintas áreas que tienen que ver con la cuestión. "El fenómeno del delito es multifacético y hay mucha ignorancia sobre el tema, ¿Usted vio algún mandatario que antes de lanzar medidas demagógicas consulte en serio a un consejo de sociólogos, juristas, policías y otros expertos, que hay muchos? Nuestro país se la pasa desperdiciando talento", reflexionó el académico y profesor de diversas universidades.
Para Miguens hay aspectos centrales que "parece mentira" que se sigan discutiendo. Uno es, desde el plano legal, que "la solución no pasa por incrementar penas, sino por aplicar las existentes".
"El delincuente no calcula a la hora de actuar si le van a dar cuatro ó cinco años de condena, lo que evalúa es si la pena aplicable la va a tener que cumplir o no", destacó el entrevistado.
El mismo expresó que existe una enorme confusión al punto que "al mismo tiempo que existe una verdadera sensación de impunidad; a la vez, hay numerosas personas detenidas sin condena".
Y volvió a quejarse: "Aquí se hace todo a los ponchazos, de la mano dura a pedir que echen a todos los jueces y agentes, cuando los juzgados están atiborrados de trabajo y la parte honesta de la policía se siente indefensa dejando inermes a los ciudadanos".
Riesgo social
En cuanto a la faceta social del asunto, el doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) subrayó que en el delito influye más la diferencia de ingresos, no tanto la pobreza. "En una sociedad con el consumismo en auge, la desigualdad social es un aspecto de fondo que no se puede soslayar", indicó Miguens, quien también considera que otro elemento básico es la educación y la formación: "Está estudiado cómo influyen las familias disgregadas en la criminalidad, porque la familia actúa como un regulador".
El analista también dedicó un párrafo de la conversación al planteo de sectores de la vida civil que se niegan a entregar las armas. "Es que los únicos que entregan las armas son las personas decentes", dijo como primera reacción. Aunque también reconoció la complejidad del tema y que, en lugares donde se esgrime la constitucionalidad de poseer armas de fuego como en los estados norteamericanos, existe un fuerte lobby de los fabricantes de armas por la que cualquier chico pueda matar a un compañero.
Por ello, Miguens enfatiza que hay que unir todos los elementos de análisis para asumir cuanto antes respuestas estructurales frente al delito, porque si no, los múltiples factores que lo provocan se van a seguir acumulando.
- ¿El nivel de inseguridad pone en riesgo la democracia?, concluyó preguntando "Río Negro"
- Pone en riesgo la sociedad. Si la cosa sigue así nos van a matar a todos.
CLAUDIO RABINOVITCH