Algo preocupa a Diego Simeone desde que comenzó a dirigir a River: cómo hacerlo jugar. El Cholo desembarcó en Núñez con una idea, la de jugar con tres líneas de tres jugadores un centrodelantero con hábitat natural en el área rival.

Los dos primeros ensayos con esa formación -empate con Independiente (1-1) y triunfo ante Racing (2-1) no dejaron muy conforme al entrenador, por lo que ante Boca iría con una tradicional línea de cuatro defensores. Está claro que el Cholo no quiere experimentar en un Superclásico, por más de verano que sea.

La encrucijada táctica de Simeone es si 3-3-1 o 4-2-3-1, pero ¿qué nos dicen estas combinaciones? Nada si no dicen qué futbolistas juegan.

Con Simeone, la cuestión va algo más allá: ¿se juega a partir de los jugadores que se tiene o los jugadores deben adaptarse al juego del entrenador? La respuesta aquí es más compleja. Quizás se trate de un trabajo en conjunto. Sin embargo algo parece claro: no se puede ir contra las condiciones del jugador. No está mal querer jugar con tres defensores, siempre que esos tres defensores elegidos tengan las condiciones para hacerlo.

Pero el Cholo parece tener otro problema: le sobran centrodelanteros. Más precisamente, le sobra Radamel Falcao García, según el entrenador, un crack. Con una línea de atacantes (Mauro Rosales, Ariel Ortega y Alexis Sánchez) ubicada detrás del "9", Sebastián Abreu, el colombiano no tiene lugar en el equipo. Su esquema excluye a uno de los mejores jugadores del equipo en el peor momento de ese equipo: River en el segundo semestre del 2007.

¿Cómo resolverá, entonces, Simeone sus dilemas tácticos? Quizás lo mejor sea dejarse llevar por sus jugadores. Sólo ellos podrán resolver los partidos.

JUAN MOCCIARO

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