SHARM EL SHEIKH, Egipto.- El presidente estadounidense George W. Bush concluyó ayer en Egipto una gira por Oriente Medio con la esperanza de que israelíes y palestinos alcancen un acuerdo de paz y la OPEP aumente su producción petrolera para moderar los precios del oro negro.
Bush regresa a su país con la convicción de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) incrementará su producción de crudo para alivio de la economía estadounidense, sobre la que pesa una fuerte amenaza de recesión. Deja a sus espaldas mucho escepticismo, e incluso hostilidad, por las políticas aplicadas por Estados Unidos en la región.
En Egipto, última etapa de su periplo de ocho días, Bush se declaró "optimista" por las posibilidades de concluir un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos antes de que termine su presidencia, en enero del 2009. Éste era el principal aliciente de su viaje, junto con lo que él denomina la "amenaza" iraní. Flanqueado por el presidente egipcio, Hosni Mubarak Bush prometió volver en mayo.
Bush intervino ante el rey Abdalá de Arabia Saudita para que la OPEP aumente su producción y frene el precio del barril, que batió recientemente un récord histórico, arriba de 100 dólares.
Pero los recientes hechos sangrientos en la Franja de Gaza (ver pág. 24) no parecen alentar nuevos bríos para el proceso de paz. De los dos lados hay gran escepticismo sobre el plan de Bush . No se desmantelaron asentamientos israelíes. La violencia palestina y los ataques israelíes no cesan.
Bush tampoco encontró apoyo para su intención de reducir la influencia de Irán y conseguir aliados árabes para una estrategia común contra Teherán. A pesar de su desconfianza, los estados del Golfo llevan a cabo su propia política hacia Irán, que apuesta más al entendimiento que a la confrontación.
(AFP/DPA)