| La inflación alcanzó en el 2007 su nivel más elevado en diecisiete años en Estados Unidos, con un aumento de precios de 4,1% en el año, debido a un aumento muy fuerte en los precios de energía y alimentación. Es el aumento más elevado desde 1990. En el 2006, la inflación había sido solamente de 2,5%. Esta progresión se explica ante todo por el fuerte aumento de los precios de la energía y de la alimentación, que también vivió su empuje más fuerte desde 1990. En ciertas categorías, la suba de los precios fue espectacular: 29,6% para la gasolina, 32,5% para el gasoil y 13,4% para los productos lácteos, el alza más pronunciada en 34 años. Los hogares estadounidenses sufrieron frente a los precios récord del petróleo, estimulados por la progresión de la demanda mundial, las incertidumbres geopolíticas y por la especulación. Pero también vieron el aumento de las facturas del transporte y los costos médicos, lo que revela la persistencia de fuertes presiones inflacionarias. Si se deja a un lado la alimentación y la energía, la inflación fue de 2,4%, cifra que igual queda por encima del límite superior de tolerancia de la Reserva Federal (FED), que querría mantener la inflación "de base" entre el 1% y el 2%. "En tiempos normales, tales cifras inquietarían seriamente a la Fed. Si no hubieran perspectivas de crecimiento recortadas debido a la inestabilidad de los mercados, pensaríamos que la Fed elevaría sus índices", estimó Kenneth Beauchemin de Global Insight. Pero la recesión amenaza, los mercados no dejan de retroceder, y el presidente de la Fed Ben Bernanke casi prometió la semana pasada que reducirá los tipos de interés. Diversos analistas estiman que la Fed recortará su tasa directriz en medio punto en su próxima reunión. | |