BUENOS AIRES (ABA).- Mauricio Macri no retrocederá en su enfrentamiento con el gremio de lo estatales porteños (SUTECBA).
Impulsará las reformas de la intervención de la obra social del sindicato (Obsba) e incluso, siempre que la coyuntura se lo permita, intentará insistir con la política de despidos en la planta de contratados del gobierno porteño. Pero es consciente, contaron en su entorno, que no podrá seguir sosteniendo por mucho tiempo más una confrontación con Amadeo Genta, el titular del SUTECBA. A partir de la semana próxima intentará acercar posiciones con el líder sindical.
"Amadeo tiene que ser vivo y aprovechar la situación para clarificar y modernizar el sindicato. Ni él ni nosotros podemos sobrevivir a cuatro años de gestión con peleas permanentes", contó un colaborador de Macri, de extracción peronista. El jefe porteño ya prepara una primera oferta para acercarle al gremialista.
Macri está dispuesto a cederle una importante suma de fondos a SUTECBA para que se utilicen en la capacitación de los empleados estatales. La oferta, traducida en el crudo lenguaje sindical, es un mensaje inequívoco: a pesar de que intervino la obra social Obsba, Macri está dispuesto a apoyar con la "caja" estatal a Genta, siempre y cuando el jefe del gremio se comprometa a iniciar reformas de fondo en su sindicato.
"Los empleados estatales que estén capacitados cobrarán más que los que no lo estén. Esto es así y Genta podría aprovechar la situación", explicó un diputado macrista. La versión oficial es que el jefe porteño le avisó a Genta sus intenciones de sanear el gremio, primero cara a cara, y luego a través de reuniones que mantuvieron sus asesores con gente cercana al gremialista. "La postura de Amadeo fue inflexible y por eso salimos a romper todo, era la única manera de poder negociar con él", se explicó. La idea de Macri es que los contratados no deben ser más de 14.000, y que deben trabajar de manera más efectiva para cobrar mejores sueldos.
Lo cierto es que más allá de las supuestas buenas intenciones de la Jefatura porteña de intentar sanear la plata de contratados y la obra social de los empleados, es evidente que la disputa con Genta es sobre todo una lucha de poder político. Macri la inició de manera inesperada y ahora aguarda que su contrincante ceda espacios y acepte las nuevas reglas, algo que no será fácil.
NICOLÁS WIÑAZKI