"Todo me pasó muy rápido". A sus 19 años Ever Banega ya pasó por la Primera de Boca, con apenas un puñado de partidos. Ahora es nuevo jugador del Valencia, a cambio de 18.000.000 de euros. Quizá se haya quedado corto Banega. Quizás las cosas le hayan pasado demasiado rápido.
En declaraciones a la Cadena Ser y al diario AS, desde Buenos Aires, el volante reconoció que "el Valencia es un grande y ahí radica su fortaleza", al tiempo que reconoció que "creo que me pasaron cosas muy rápidas en todo lo que voy haciendo en mi etapa como futbolista. No cumplí ni una temporada en Primera y ahora jugaré en España".
El futbolista añadió que "estoy muy contento, todavía no firmé nada, pero ojalá lo haga ya, espero hacerlo pronto. Me pasó todo tan rápido que uno no se da ni cuenta. Debo aprovecharlo porque esto no sucede todos los días. Estoy realmente contento".
El volante dijo de sí mismo: "Me gusta mucho ir adelante. Buscar siempre el arco. Obviamente, cuando perdemos la pelota, siempre defiendo. Recupero y no tengo problemas en ese sentido. Trato de de finalizar las jugadas con una asistencia, un gol, así me gusta jugar a mí".
Está claro que Ever Banega llegará a un Valencia que vive su peor momento deportivo en muchos años. Ayer, se conoció el último escándalo: el portugués Manuel Fernandes pasó la noche del jueves en la cárcel tras una salida nocturna junto a su compatriota Miguel.
El futbolista fue puesto ayer en libertad tras pasar la noche del jueves encerrado en una comisaría de policía, después de ser detenido por protagonizar varios incidentes en una discoteca de la ciudad.
Fernandes acudió al cumpleaños de su compañero Miguel, quien también se vio involucrado en el incidente, aunque no fue detenido.
El incidente se enmarca dentro de la crisis que vive el Valencia esta temporada, que incluyó la destitución del técnico Quique Sánchez Flores, la llegada del holandés Ronald Koeman, la racha de derrotas del equipo y la decisión de apartar a jugadores emblemáticos como David Albelda, Santiago Cañizares y Miguel Ángel Angulo. Así espera Valencia a su nueva joya.