Según dijo días atrás el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, la suba de tarifas en el transporte público de pasajeros le permitiría al Estado nacional ahorrar en subsidios aproximadamente unos 600 millones de pesos por año.
El gobierno otorgó, sólo en 2006, unos 2.000 millones de pesos en subsidios al transporte. La cantidad de dinero creció durante 2007.
La razón para semejante influjo -administrado por el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, uno de los funcionarios de mayor confianza del matrimonio Kirchner- era que, en un contexto de crisis económica, las tarifas del área metropolitana no debían subir.
El mecanismo se aplicó a pesar de que existe una distorsión concreta: los precios quedaron por debajo de los que rigen en el interior del país, incluso en zonas de menor poder adquisitivo que la Capital.