Lunes 31 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 37 > Cultura y Espectaculos
Catupecu hizo temblar la noche neuquina
La banda presentó un show de alto nivel emotivo. Hubo referencias a la recuperación del bajista Gabriel.
Entre "sueños", "milagros" y "rezos" Catupecu Machu volvió a Neuquén e hizo temblar la barda. Y en cada acorde, en cada palabra estuvo presente el recuerdo para el bajista Gabriel Ruiz Díaz, todavía recuperándose de un accidente de tránsito.

En plena madrugada, y unas tres horas más tarde de lo anunciado, los fanáticos del grupo desataron toda la furia que transmite la banda, como una especie de catarsis positiva por el duro trance que atraviesa uno de sus puntales.

Fernando, su hermano, enfundado en sus clásicos borcegos negros, jeans elastizado y saco abotonado, hizo detonar la barda con su conocida energía y el comienzo de "Secretos pasadizos".

Fue el inicio de casi dos horas de pleno rock, en el que la banda tocó sus temas más conocidos, hizo algunas reversiones y presentó tres temas del disco que acaba de salir al mercado.

De "Laberintos entre artistas y dialectos" se escuchó "Fotos en blanco y Negro", "Dialecto" y "Viaje del miedo", el tema que mejor describe el momento por el que transita el grupo tras el accidente de Gabriel.

Allí Fernando tomó una guitarra criolla y la amasijó para regalarle al público una versión impecable de una de las canciones que más suena en el fin del 2007.

"Como dice Borges, todos las obras, todos los temas, aunque uno no quiera, siempre tienen algo de autobiográfico", reconoció el cantante.

El público, agradecido, no paró de saltar y aplaudir a rabiar cada una de las intervenciones del cantante en una noche de fiesta. Ni el viento ni el frío de las primeras horas del domingo pudieron amainar el furor que despierta Catupecu.

Las referencias a la recuperación de Gabriel -reemplazado eficazmente por Sebastián Cáceres- fueron constantes, al punto que promediando el show, el líder se vistió de su hermano, tomó un bajo y lo tocó con furia, como sacando dolor de su cuerpo, respaldado por los azotes que Herrlein le dio a una tremenda batería con la que hizo temblar el suelo neuquino.

Fueron casi dos horas de un sonido penetrante, en las que los fanáticos -y algunos no tanto-, disfrutaron tanto de lo nuevo como de lo conocido.

Hubo una sucesión de puntos altos y allí se destacaron "Y lo que quiero es que pises sin el suelo", "En los sueños", "Magia veneno", "El Número imperfecto", la reversión de otra reversión de "Batalla" y varios más.

El final se fue acercando casi sin que nadie se diera cuenta y lo mejor estaba por venir. "Cuadros sobre cuadros", "Preludio al filo en el umbral", "Plan B", "Muestrame los dientes" y el infaltable "Dale" a

puro pogo, literalmente hicieron sacudir el predio ubicado junto a la Plaza de las Banderas.

La química que hubo entre el público y la banda fue perfecta, y la magia no se rompió ni cuando la guitarra de Fernando jugó una mala pasada antes del último tema y, para matizar la espera, el cantante presentó desde los integrantes de la banda hasta el último de sus ayudantes.

La despedida fue a pleno, con un furioso "A veces vuelvo" y un cierre a puros fuegos artificiales, que inmediatamente dieron comienzo a la fiesta electrónica, la segunda parte del evento, animada por los reconocidos Dj Facu Carri y Bendetta.

 

JOAQUÍN PERALTA

 

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