Los intendentes que acaban de asumir desfilaron esta semana por los despachos de los funcionarios del gobierno provincial pidiendo ayuda para pagar sueldos, aguinaldos y compromisos con los proveedores. Algunos jefes comunales, como Jacinto Hernández, de la localidad de Añelo, encontraron moneditas en Tesorería. Norberto Izaza, el antecesor en el cargo, le dejó en la caja 1,85 pesos y algo más de dinero en dos cuentas bancarias, equivalente a unos 80 pesos.
Para otros intendentes que iniciaron la gestión con las finanzas más comprometidas el caso de Añelo no es tan grave porque, sostienen, al menos Hernández recibió un aporte simbólico.
En casos como los mencionados, la herencia llegó con déficit y los intendentes comenzaron a enfrentar a proveedores malhumorados que exigen pagos atrasados.
Desde el gobierno intentan quitarle dramatismo al reclamo que llega desde el interior. Leandro Bertoya, ministro de Desarrollo Territorial, explicó que en ciertos casos hay deudas de la provincia con los municipios, y en otros planteos de ayuda adicional.
Las deudas de la provincia con los municipios, dijo el funcionario, se pagarán; y los intendentes que necesiten refuerzos para enfrentar la coyuntura tendrán los fondos, pero como anticipo de coparticipación y no como aportes no reintegrables. "La voluntad es construir municipios con autonomía", dijo Bertoya.
Mientras los intendentes pasan la gorra en Casa de Gobierno, Jorge Sapag recompone relaciones con el gobierno nacional y al mismo tiempo busca alivio financiero para un año que se proyecta difícil.
Esta semana, el gobernador consiguió avanzar en una negociación que le permitiría a la provincia renegociar pagos de la deuda que mantiene con Nación. En enero vencen 50 millones de pesos y en el año 360 millones de pesos .
Como Neuquén ahora tiene un gobernador que sintoniza con la gestión kirchnerista, parece que el planteo va a prosperar.
También puede avanzar el pedido que formularon las provincias productoras de hidrocarburos de mejorar las regalías mediante la eliminación de retenciones que se aplican sobre la porción que les corresponde de la renta petrolera.
El tema fue debatido en el ámbito de la organización que agrupa a las provincias con petróleo y gas, que además están pensando en comprar acciones de YPF.
El negocio lo harían comprando el 10% de las acciones de la compañía petrolera y se llevaría a cabo antes de ofertarse en la Bolsa de Comercio. Lo que resta definir es cuánto dinero pondrá cada una de las provincias que están dentro de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi).
El gobierno de Sapag no parece activar políticas innovadoras en materia de generación de recursos para financiar los gastos del Estado. La gestión está decididamente inclinada, una vez más, a mantener una alta dependencia con la riqueza que genera la extracción del petróleo y del gas.
Sapag está buscando mejorar el ingreso de las regalías, el precio del gas que se paga en boca de pozo, quiere comprar acciones de YPF y tiene en sus manos la posibilidad de renovar contratos de concesiones con las petroleras que vencen a partir del 2015.
Un detalle adicional encuadra en ese esquema. Entre sus principales socios políticos figura Guillermo Pereyra, el dirigente de Petroleros Privados, uno de los gremios con mayor poder de presión que, además, quiere ser actor en la negociación que se abra con las empresas interesadas en obtener o renovar licencias de áreas petroleras.
En el 2008, las regalías representarán ingresos del orden de los 1.700 millones de pesos. A diferencia de años anteriores, el dinero ya no alcanzará para pagar los sueldos de los empleados públicos, un rubro del presupuesto que insumirá erogaciones por 2.100 millones de pesos.
En este nuevo escenario, con nombramientos masivos en el último tramo del gobierno anterior y recomposiciones salariales en todas las áreas del Estado, el tradicional equilibrio se rompió.
Ese es un indicador que preocupa dentro del gobierno, donde se espera un año con nuevas presiones salariales por parte de los gremios estatales que buscarán dar nuevas respuestas a los desajustes que genera la inflación en el bolsillo de sus afiliados.
Hay que pasar el verano
Cuesta entender por qué razón una ciudad como Neuquén, que se encuentra rodeada por dos ríos caudalosos, tiene tantos problemas de agua, un conflicto que se repite y agrava año tras año.
Es evidente que ha fallado la planificación al construirse barrios en lugares donde la red no puede dar respuesta a tantos usuarios. La inversión tampoco alcanzó para mejorar un sistema que está saturado y que puede colapsar con un crecimiento del rubro inmobiliario que avanza sin la adecuada infraestructura de servicios.
Gran parte de los vecinos de la capital y de ciudades del interior saben, desde hace tiempo, lo que significa vivir sin agua, con el agua racionada o sin presión en la red.
Es un problema que genera mucho malestar y no distingue las transiciones de un gobierno a otro.
Sapag envió una señal para evitar que un reclamo tan genuino como el relacionado al déficit de este servicio público afecte su imagen. El gobernador prometió invertir en cuatro meses lo que la empresa provincial de agua, el EPAS, invirtió en el último año.
El proyecto para resolver este problema que ya afecta a edificios públicos, tal el caso de la Terminal de Ómnibus que tiene clausurados varios baños, consiste en ampliar acueductos y perforar en la napa para obtener más cantidad de agua.
La del gobierno es una decisión orientada a buscar soluciones. Pero mientras se lleven a cabo las obras los vecinos tendrán que pasar otro verano penando por la falta de agua.
GERARDO BILARDO
gbilardo@rionegro.com.ar