La primera sesión con los legisladores que asumieron este mes bastó para imaginar cómo transcurrirá la negociación de cada una de las leyes y otros asuntos que requieren aprobación parlamentaria.El concepto de "bloque" ya no rige cuando se habla del Frente para la Victoria, y hasta es posible suponer que esa tampoco es la palabra ideal para definir a la bancada de la Concertación.
En los días previos a la sesión, los distintos sectores integrantes del Frente suscribieron un acuerdo ratificando su vocación de actuación unificada. Pero, durante el debate, la dispersión fue el dato característico:
El PPR -que respaldó la candidatura frentista-, Sur, el justicialista Daniel Cortés y los diputados del Frente Grande votaron junto con el oficialismo en favor de la ley que modificó el sistema de selección de jueces, y -salvo el Frente Grande- también respaldaron la continuidad de Alberto Carosio como fiscal de Estado de la provincia.
Y acá es posible analizar cada tema por separado.
El proyecto para reglamentar la designación de jueces era un elemento fundamental que pudo haber transparentado el mecanismo. Sin embargo, el proyecto de Daniel Sartor y Oscar Machado no admitió reformas en el "núcleo duro" de la iniciativa. Tras una mejora en la publicidad de las sesiones, mantuvo inalterable la discrecionalidad final, al asignar el 40% del puntaje final a la subjetividad de una entrevista personal de cada aspirante con el Consejo de la Magistratura. Lo único que podría dar cierta claridad a este procedimiento es que la propia entrevista sea pública y difundida por televisión, para evitar que esa subjetividad encubra una componenda.
Todo parece indicar que la adhesión de Gatti y el Frente Grande al proyecto Sartor para la designación de jueces derivó de la "mágica" inclusión en el orden del día de la creación del Juzgado de Familia de Cipolletti. Esto, pese a que Alberto Balladini, quien presidirá este año el STJ, había dicho que no estaba previsto en el presupuesto.
La negociación del radicalismo con los dos diputados de Sur -Vázquez y Haneck- hay que buscarla en la cena que el primero mantuvo con dirigentes oficialistas un par de días atrás, y con el objetivo gubernamental de tentar a quien sea para mejorar la chance de la Concertación para la próxima elección del intendente de Bariloche, tras la renuncia del frentista Alberto Icare. Todas las fuerzas han sido puestas para romper allí el Frente para la Victoria, y hay indicios que permiten suponer que lo lograrán.
Por último, el triste papel que desempeñó Daniel Cortés no sorprendió a nadie, ya que pocos esperaban que mantuviera su compromiso de lealtad frentista. El roquense Martín Soria fue quien con más dureza reaccionó ante el voto de Cortés en favor de la designación de Carosio, y -si bien sin nombrarlo- aludió a "mentirosos y traidores".
En esa misma línea parece ir la conducción del justicialismo, que ya analiza la posibilidad de expulsarlo del partido y reclamarle su banca, por incumplimiento a la cláusula de la plataforma que expresamente aludía a mantener la unidad de la representación parlamentaria.
En cuanto a la ratificación de Carosio -sospechado de presunta complicidad en el cobro irregular de cuantiosos honorarios por parte de un abogado viedmense-, no hubo desde el bloque de la Concertación ningún argumento en defensa del funcionario. Sólo se trabajó en construir una mayoría. Puro resultado.
En realidad, le hicieron un nulo favor al fiscal de Estado, que -lejos de haber sido legitimado- queda en peor situación de la que se encontraba.
Nadie dijo que lo cree inocente. Lo único que quedó en claro es que el radicalismo y sus aliados lo mantendrán lejos de la posibilidad de que sea juzgado, pese a la gran cantidad de antecedentes en favor de que los fueros no impiden el juzgamiento y ni siquiera la condena, sólo impiden la privación de la libertad para el supuesto caso de que se le impusiera una pena de prisión.
Diciembre seco
Una vez más, el Estado de Río Negro llega a fin de año sin un peso y con una perspectiva financiera muy difícil para el primer trimestre del año próximo.
El gasto se disparó en forma desmedida en este año electoral, por la inveterada costumbre de poner los recursos del Estado a disposición de un proyecto partidario. Y el mismo gobierno que pagó subsidios, aportes, generosa publicidad partidaria disfrazada de institucional, que amplió su planta política y temporaria, que sigue subsidiando a empresas públicas deficitarias o inútiles, ahora pide mesura a los reclamos de aumento salarial diciendo que no podrá siquiera cumplir con los que rigen ahora.
El accionar zigzagueante de un gobierno que gasta como rico y luego mendiga ayuda frente a la Nación tiene un componente político fuerte.
Es que la inmensa deuda que arrastra la provincia desde el gobierno de Horacio Massaccesi, que no ha parado de crecer durante las dos gestiones de Pablo Verani y la anterior de Miguel Saiz, es un determinante de hierro que condiciona a quien ocupe el máximo cargo del Poder Ejecutivo de plantear cualquier proyecto de provincia con una mínima independencia. Salvo, claro, que algún gobernador hubiera tomado el toro por las astas y aplicado criterios de austeridad del gasto, como hace cualquier persona en su economía doméstica para evitar hipotecar su patrimonio asumiendo altísimos costos financieros.
Es en la deuda pública -más que en el terreno de las ideas- donde se explica la sumisión de Saiz y sus allegados al kirchnerismo, que provocó en estos días que la Unión Cívica Radical suspendiera su afiliación y la de Pablo Verani.
Saiz desespera por un "sí" del ministro Martín Lousteau. Le ha pedido, en concreto, 75 millones de pesos de anticipo financiero o, en su defecto, que evite que se descuenten de la coparticipación las cuotas de amortización de la deuda.
Desde lo político, significa poner a prueba los resultados prácticos de su alineamiento con el oficialismo nacional.
Pero, aun cuando lograra un aval a su reclamo, algo es seguro: el comienzo del año no será fácil, sobre todo porque a las obligaciones propias de los primeros meses se sumarán las que no han sido cubiertas desde octubre.
Ante la ausencia de soluciones, la instrucción de Saiz ha sido tratar de no alimentar conflictos y esperar a que la natural dispersión propia del verano ayude a llegar a marzo sin muchos frentes abiertos.
Para ello, dispuso el pago de un adelanto navideño, presumiendo que le resultará difícil abonar a tiempo los salarios de diciembre.
Por ahora, el principal nubarrón en el horizonte del gobierno es el gremio docente, que se retiró del debate técnico sobre cambios en la educación como reacción en contra del congelamiento "sine die" de la paritaria que debe analizar la actualización del salario.
Una situación que se repite, como el giro de la eterna rueda de la historia.
ALICIA MILLER
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