Miércoles 26 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 36 > Deportes
Deseo, gloria y decepción

Cuando el 2007 transitaba la mitad de sus días, hacia Venezuela y Canadá se mudó la pasión "albiceleste".

En el Caribe, las obligaciones recayeron sobre la selección mayor. ¿La misión? Volver a ganar un título de relieve y terminar con una sequía que ya lleva 14 años. Mientras, hasta Norteamérica llegaron los pibes de Hugo Tocalli para la que sería la última función del más exitoso ciclo de la historia de los seleccionados juveniles.

Si bien el grado de importancia entre ambos torneos lo dieron finalmente los hechos, las grandes expectativas estaban centradas en el equipo de Alfio Basile, orientador de una selección que para la nueva edición de la Copa América, tuvo a su disposición a un verdadero equipo de los sueños. Lionel Messi, Carlos Tevez, Juan Román Riquelme, Javier Mascherano... luminarias de nuestro fútbol asociadas en pos de convertir en realidad el anhelo de volver a levantar una copa.

Mientras, ensombrecidos por la silueta de los "grandes", los chicos comenzaban en Canadá la defensa del título conseguido en Holanda dos años atrás. El alma del equipo no fue esta vez Lionel Messi, pero sí su amigo Sergio Agüero, que finalmente sería elegido como el mejor jugador del torneo. Premio merecido.

En la simultaneidad entre ambos certámenes, el rating de los aficionados favoreció obviamente a la 'mayor'. Comandados por JR Riquelme, la selección ganó su grupo de la Copa América sin grandes sobresaltos y llegó invicto y libre de problemas a la final, después de dejar en el camino en una de las "semis" a México por un contundente 3-0.

Claro que para poder elevar al cielo la copa que levantó Oscar Ruggeri en el ya lejano torneo que organizó Ecuador en 1993, había que ganarle a un Brasil que llegó al partido definitorio a los tumbos. Había perdido en el debut con México y en semifinales eliminó por penales a Uruguay, después de haber sido dominado por los "charrúas" en gran parte del juego.

Pero a pesar de no contar con Kaká y Ronaldinho, Brasil siempre es Brasil. El favoritismo de la Argentina de la previa, quedó reducida a la nada. Fue un claro 3-0 y la espera por una vuelta olímpica aún no llegó a su fin.

Tal como ha venido ocurriendo desde que José Pekerman obtuvo el segundo título mundial Sub 20 en Qatar '95, la alegría futbolera "albiceleste" es sólo por obra y gracia de los pibes. Por primera vez dirigidos por el ayudante de campo de José, Hugo Tocalli, el juvenil se quedó con la sexta corona de su historia.

El mismo día que la "mayor" perdía la Copa ante Brasil en Maracaibo, en Ottawa el Juvenil dejaba afuera a México por los cuartos de final y el consuelo por la desilusión de Venezuela comenzaba a tomar forma. Cuatro días después, los chicos dieron cuenta de Chile (3-0) y el sexto título quedó al alcance de la mano.

Con el genio y la figura del "Kun" Agüero, la selección juvenil venció a República Checa por 2 a 1 en el encuentro final y le devolvió la sonrisa al fútbol nuestro, anímicamente maltrecho por la noche triste de Maracaibo.

Sin embargo, tanto desde el triunfo como de la derrota, afloran lecturas esperanzadoras hacia el futuro. Por un lado la continuidad exitosa de esa gran fábrica de talentos que es el fútbol argentino, reflejada por los seleccionados juveniles y sus logros.

Por el otro, la proyección alentadora de cara a Sudáfrica 2010, encarnada en las figuras de Tevez, Messi, Mascherano y el "Kun" Agüero, conformando una generación temible que buscará, a 24 años de la coronación de Diego Maradona, ceñir a un nuevo rey celeste y blanco.

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