JUNÍN DE LOS ANDES (ASM).- La Cámara de Apelaciones de Zapala rechazó el pedido de excarcelación realizado por los defensores de Luis Aboy, a casi tres años de haber sido imputado por el doble crimen de las hermanas Olga y Teresa Buamscha, fundada en la extrema gravedad del hecho, las penas consecuentes y la presunción de que el acusado podría intentar evadir a la justicia si es puesto en libertad a la espera de juicio.
Aboy se encuentra detenido desde el 22 de marzo de 2005, por lo que lleva hasta la fecha 32 meses privado de su libertad, circunstancia que para los patrocinantes del acusado constituye una violación de sus derechos por la excedencia de plazos y aún sin fecha para el juicio oral y público.
Sin embargo, los camaristas recuerdan la calificación legal atribuida por la fiscalía al momento de requerir la elevación a juicio de las actuaciones: "homicidio en ocasión de robo calificado por su comisión con armas en grado de tentativa (artículos 165, 166 incisos 2 y 42 del Código Penal), cuya escala penal prevé penas de entre 10 y 25 años de prisión, sólo para el homicidio en ocasión de robo, sin tener en cuenta las agravantes, lo que revela la gravedad del delito en cuestión".
Asimismo, los jueces señalan la "voluminosidad de las actuaciones principales y de los elementos secuestrados", los que "demuestran la complejidad de la investigación, lo que hace razonable el tiempo que irrogó la investigación hasta llegar a la clausura de la instrucción y, en consecuencia, el tiempo que lleva el imputado privado de su libertad".
En contexto y "teniendo en cuenta que no se dan en el caso ninguno de los supuestos previstos (...) que permitirían su excarcelación, como así la gravedad del hecho atribuido y severa sanción penal prevista", los jueces consideran posible presumir que "el imputado, de encontrarse en libertad, intentaría eludir la acción de la justicia, debiéndose proceder al rechazo de la excarcelación peticionada por la defensa".
El doble asesinato de las hermanas Buamscha ocurrió el 20 de marzo de 2005 en Junín.
Las pistas apuntaron hacia Aboy, ex empleado de la panadería de las Buamscha, que se fue mal de su trabajo: despedido y acusado de un presunto robo.
La prueba más contundente en su contra es que, cerca de la vivienda de las víctimas, la policía encontró una capucha confeccionada con dos trozos de manta polar, colores negro y azul, con restos de saliva y de sangre.
Según el ADN, la saliva era de Aboy y la sangre de una de las víctimas. Teresa, que sobrevivió unas horas al ataque, alcanzó a decir antes de morir que el agresor estaba encapuchado.
Melisa Friz , esposa de Aboy, fue acusada de ayudarlo. Es modista, y en su casa hallaron tela idéntica a la utilizada para confeccionar la capucha.
