Lunes 24 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 29 > Sociedad
Se secó uno de los brazos del río Neuquén
Algas, sapos y una selva de plantas cubren los costados de la isla de los puentes. Hay vecinos preocupados y un paisaje irreconocible en el límite entre Neuquén y Cipolletti. El brazo este quedó seco y otro menor, ubicado junto a un islote en el oeste, fue cubierto por la maleza. A los que van a acampar les recomiendan no utilizar el agua encharcada para beber o cocina. De acuerdo con los pronósticos de la AIC, la bajante se acentuará en marzo y abril.

NEUQUÉN (AN).- A las cinco de la tarde, un hombre se cuelga una vieja camiseta de fútbol y en cueros dobla la visera de la gorra. Y con un perro de cola arriba atraviesa los verdes húmedos de un espacio indescifrable junto a los puentes que se ven gigantes. La mansa escena de este verano intenso está atravesada por una realidad histórica: ese hombre y ese perro acaban de atravesar el brazo oeste del irreconocible río Neuquén, a pie, entre los charcos de agua más que tibia y una maleza reciente de unos 40 centímetros de alto.

Ha pasado media hora del mismo día caliente y el cronista está del otro lado del río, la margen este, del lado cipoleño. El sol 'quema la lengua de los lagartos', como decía el Fito Páez de antes, y los sapitos bullen en charcas breves, saltan, estiran las patas traseras y la superficie se carga de formas geométricas perfectas. Los bufónidos, multiplicados por cientos, están allí, creciendo en un brazo del río que hasta hace poco metía miedo. Queda poca agua y la naturaleza estalla.

Claudia Canío no lo puede creer. Dice que el río es otro. Cuenta que hace siete años que vive con sus hijas en el barrio Costa Norte y que nunca el Neuquén las había abandonado como ahora.

"El año pasado mis nenas se bañaban porque el río estaba acá nomás, esto nunca se vio, tienen que ir hasta el otro lado para poder bañarse", dice la mujer mientras se acomoda la cofia que descubrirá un nuevo color en su cabeza: pelirrojo.

La bajante del río Neuquén es noticia por estos días y el paisaje tradicional del curso de agua que la da vida la confluencia que pare al río Negro retrocede sin lugar a réplicas.

 

Paisaje modificado

La flora autóctona y reprimida cubre dos de los tres brazos y la denominada Isla de los Puentes se entiende a lo ancho, con verdes urgentes que han modificado el paisaje y preocupan a los lugareños.

Desde los puentes que unen a Cipolletti y Neuquén no se reconoce el escenario.

Salvo el brazo principal, el del centro, lo demás se asemeja a los esteros mesopotámicos. Hay sectores cubiertos por una algas a las cuales los pibes le dicen "baba de sapo".

"Esa es la verdadera alga acuática. Hay una confusión: la gente suele decirle alga a las plantas acuáticas. Con esta bajante, lo que se produce es un proceso de eutroficación. Naturaleza viva", explica al subsecretario de Gestión Ambiental de la municipalidad de Neuquén Juan Carlos Roca.

 

Sapos y culebras

Claudia dice que hasta ahora no le han dado ninguna recomendación y está preocupada por la cantidad de sapos y por la posibilidad de que "las culebras se me vengan (desde la isla de los Puentes) para este lado".

La preocupación es lógica: hasta el año pasado vivía junto a un río impetuoso y hoy por hoy su humilde casita más bien parece al lado de un pantano. La bipolaridad del Neuquén desconcierta y también preocupa. Y las previsiones son que las aguas seguirán bajando (ver aparte).

De lado neuquino, no hay viviendas ribereñas, está el -bien alto- barrio Sapere.

El problema es la cantidad cada vez más grande de basura que cae al Neuquén pues hay mucha gente que usa a ese sector como depósito clandestino.

"La recomendación que podemos darle a la gente es que no use el agua encharcada para hacer mate o para cocinar algo. Hay muchas personas que acampan en la isla o que llegan para pasar el día. Para ellos, esta bajante es la posibilidad de llegar a lugares que de otra forma no podrían utilizar", afirmó Roca.

La tarde cae pero el calor sigue apretando. Una mujer llega al río con un sillón de jardín. Camina por entre las plantas y llega hasta el brazo vivo. Están sus hijos esperándola, en una isla que apareció hace apenas un par de semanas, justo en el medio del río.

 

RODOLFO CHÁVEZ

rchavez@rionegro.com.ar

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