Lunes 24 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 6 > Regionales
Peritos dicen que hubo fallas de mantenimiento
Creen que existió una inadecuada lubricación. Se habría utilizado grasa que no es aconsejable a -15ºC

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los peritos designados en la causa judicial que busca determinar las causas del accidente ocurrido en el centro invernal del cerro Catedral, con la caída de una telecabina, aseguraron que la hipótesis principal es que la rotura del perno se debió a la utilización de una grasa inadecuada, que impidió la correcta lubricación del mecanismo, o que directamente no se lubricó la pieza. También afirmaron que el golpe que sufrieron sus ocupantes, padre e hijo, fue igual al de un automóvil que choca de frente a 50 kilómetros por hora.

Rodolfo Pregliasco y Eduardo Osquiguil, doctores en física e investigadores del Centro Atómico Bariloche, afirmaron en su informe que "la falta de lubricación entre el perno de sujeción y los bujes", durante un período de funcionamiento que estimaron entre 160 y 320 días de operación, "generó esfuerzos de flexión sobre el tornillo del seguro, suficiente para provocar la rotura por fatiga del mismo, hecho éste que desencadenó el accidente".

El informe pericial, de 33 páginas y un anexo de cálculos matemáticos, fue entregado al juez Ricardo Calcagno y al Ente Regulador de la Concesión del cerro Catedral (Enrecat), encargado de fiscalizar la seguridad en los medios de elevación instalados en la montaña.

El accidente ocurrió el 30 de agosto del 2007 por la tarde, cuando la telecabina número 13 venía descendiendo, transportando a un turista de Buenos Aires con su hijo de 5 años.

Los físicos constataron que la góndola cayó 9 metros y que el corte del tornillo de seguro del perno y la deformación de la solapa de la mordaza se produjeron con

anterioridad a que la telecabina llegara a la torre 11. Afirmaron que "la mordaza rota golpeó por azar uno de los seguros para descarrilamiento del cable en la torre 9, lo que ocasionó la detención total del medio de elevación".

En el informe se explican detalles de la telecabina, causas por las cuales ocurre la fractura por fatiga de un material ferroso y cálculos para determinar cuantos días la pieza trabajó en forma deficiente.

Asimismo hay fotos tomadas con microscopio de la pieza averiada. También indicaron que inspeccionaron otra mordaza, al azar, la correspondiente a la telecabina 26, la que estaba "en perfecto estado de funcionamiento".

Explicaron que "el valor que encontramos para el rozamiento entre el buje y el perno indica que en el momento en que el tornillo se partió, estaba trabajando el acero del buje sobre el acero del perno, sin ningún tipo de lubricación". Indican que esto ocurrió "entre 160 y 310 días de trabajo", y apuntaron cuatro deficiencias operativas que llevarían a tener una lubricación inapropiada.

En primer lugar estimaron que podría haber una ausencia de lubricación, esto es, que la mordaza no se engrasó, cuando si se engrasaron las demás. Otra alternativa es que la frecuencia de la lubricación sea inapropiada. No obstante, la causa más probable sería que la mordaza se engrasó con una grasa inadecuada. Indicaron que la empresa informó usar dos lubricantes: Repsol-YPF, modelo 30C y Femavi modelo EF 403.

Analizados ambos productos, los físicos determinaron que la grasa Femavi aumenta su descosidad al disminuir la temperatura y que mantiene sus propiedades con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero.

"Por el contrario, la otra no está diseñada para trabajar a bajas temperaturas, y con -15 grados se pone rígida y frágil, de manera que al presionarla se rompe en cristales formando un polvo", señalaron.

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