Ahora que está llegando a su fin el 2007, veamos cómo le fue a América Latina en el año que termina: la buena noticia es que le ha ido bien y la mala, que le ha ido menos bien que al resto del mundo en desarrollo.
Empecemos con las buenas noticias: las economías de América Latina y el Caribe crecieron en promedio un 5,6% en el 2007, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL). Fue el quinto año seguido de crecimiento continuo, un logro importante en una región acostumbrada a grandes altibajos de un año al otro. Y lo que es más, la pobreza en América Latina ha bajado de casi el 40% de la población en el 2005 al 35% en el 2007, según la CEPAL.
"Es el período de mayor crecimiento seguido de la región en los últimos 40 años", me dijo el director de la CEPAL, José Luis Machinea, en una entrevista telefónica desde Santiago de Chile. Según él, el actual ciclo de crecimiento económico se puede comparar con el período de prosperidad de fines del siglo XIX, cuando Europa se estaba industrializando y compraba grandes cantidades de materias primas latinoamericanas. Ahora está pasando lo mismo, sólo que China ha ocupado el lugar de Europa.
"Tenemos esta gran ventana de oportunidad, que todavía va a durar por algunos años -dijo Machinea-. Pero lo que me preocupa es que no sé si estamos aprovechando bien esta oportunidad para crear un crecimiento sostenido, mejorando nuestra competitividad, invirtiendo en infraestructura, innovación y educación", puntualizó.
Sin embargo, comparada con otras regiones del mundo, América Latina se está quedando atrás.
En el 2007, China creció un 11,4%; India, un 8,5% y la mayoría del resto de Asia, cerca del 7%; los países del ex bloque soviético lo hicieron un 8,1% y África, un 5,8%. Al igual que en el 2006, América Latina fue la región de menor crecimiento del mundo en desarrollo. Y lo que es más importante: los países asiáticos han reducido su pobreza de un 50% de la población hace cuatro décadas al 19% hoy. Eso es mucho más de lo que se ha logrado en Latinoamérica.
Según lo que escuché de economistas en mis viajes a Nueva York, Pekín y Nueva Delhi, uno de los mayores problemas de América Latina es la falta de continuidad en sus políticas económicas. Periódicamente surgen líderes mesiánicos que quieren "refundar" sus países, muchas veces para enraizarse en el poder. Como resultado del constante cambio de las reglas de juego, hay menos inversiones domésticas y extranjeras que en Asia y otras partes del mundo en desarrollo.
Segundo, mientras gran parte de Asia está obsesionada con el futuro, una buena porción de América Latina sigue obsesionada con el pasado. El presidente venezolano Hugo Chávez, por ejemplo, cita al general Simón Bolívar como el inspirador de todas sus decisiones e incluso le ha cambiado el nombre a su país en honor de su héroe. El problema es que Bolívar, con todos sus méritos, se murió en 1830, mucho antes de la invención del teléfono, y vivió en un mundo muy diferente.
Tercero, mientras China, India y muchos países asiáticos reciben inversiones en investigación y desarrollo, que producen exportaciones de alto valor, la mayoría de las inversiones en América Latina y el Caribe va a proyectos de extracción de materias primas. Sólo el 1% de las inversiones mundiales en investigación y desarrollo va a América Latina, principalmente por su escasez de científicos e ingenieros bien entrenados, dicen las Naciones Unidas.
De todas maneras, hay razones para ser optimistas. Los países de América Latina con presidentes "fundacionales" -Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua- juntos representan menos del 10% de producto bruto de la región. Hacen mucho ruido pero son una minoría pequeña.
Puede que la historia real de América Latina esté siendo escrita en países como Brasil, México, Chile, Perú y Costa Rica, que -algunos con más éxito que otros- mantienen un rumbo, crecen y reducen la pobreza.
Mi conclusión: América Latina continuará creciendo en el 2008, pero a un ritmo más lento, que la mayoría de economistas proyecta en un 4,9%. Aunque muchos países seguirán desaprovechando el momento, habrá que prestar atención a Brasil, Perú y Colombia.
Brasil podría ser la estrella económica del 2008. Con una economía que está empezando a despertarse tras varios años de crecimiento mediocre y sus nuevos descubrimientos de grandes reservas petroleras, podría sumarse a India muy pronto como la potencia emergente con más futuro del mundo en desarrollo.
ANDRÉS OPPENHEIMER (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Periodista argentino. Analista internacional. Miami