Jueves 20 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 04 > Nacionales
Cristina y la Iglesia plantearon una nueva relación
Ambos sectores hablaron de un encuentro "cordial". No precisaron fecha para una nueva reunión.

La presidenta Cristina Fernández recibió ayer a la comisión ejecutiva del Episcopado encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, en un encuentro protocolar que las partes calificaron como "cordial" e interpretaron como el augurio de una nueva etapa de diálogo "fluido y normal".

"Esta reunión es importante porque abre una nueva etapa de diálogo, que suponemos va a continuar y va a ser fluido y normal, aunque manteniendo la lógica autonomía e independencia", dijo el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld, tras salir de la audiencia en la Casa Rosada.

El portavoz eclesiástico calificó de "cordial y amable" la reunión de 40 minutos con la primera mandataria, y recordó que los obispos fueron a Balcarce 50 a "saludarla (a la Presidenta)" por el inicio de su gestión y por la cercanía de la Navidad.

En tanto, fuentes gubernamentales dejaron trascender que la jefa de Estado salió "conforme" de la audiencia con la cúpula episcopal y que tenía la intención de evaluarla en detalle con alguno de sus colaboradores.

Las mismas fuentes oficiosas estimaron que si el balance de la reunión resultaba "altamente positivo", la Presidenta podría verse motivada a dar un mensaje de Navidad por cadena nacional en los próximos días, una tradición que Néstor Kirchner rompió al acceder al poder en mayo de 2003.

A pesar del gesto de acercamiento que significó la reunión, Cristina Fernández y Bergoglio no acordaron -según dijeron sus allegados- un nuevo encuentro y tampoco se consignó si la jefe de Estado invitó a la Iglesia a participar de la concertación social que propicia. Sin embargo, coincidieron -aseguraron las fuentes- en la necesidad de una equitativa distribución de la riqueza que, más allá de las mejoras macroeconómicas, permita la inclusión social de todos los argentinos, como pregona la Iglesia.

Antes de retirarse del despacho, Bergoglio le pidió a la jefa de Estado que "rece por él, que él iba a rezar por ella" y sacó una medalla de la Virgen Desatanudos de su bolsillo y se la regaló. Se trató, en definitiva, de otro signo -aunque habitual del purpurado porteño- del clima de distensión que caracterizó la audiencia.

Cristina Fernández estuvo acompañada en el despacho presidencial por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el canciller Jorge Taiana, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.

Por su parte, Bergoglio concurrió junto al resto de sus colaboradores en la "mesa chica" del Episcopado. Es decir, los vicepresidente Luis Villalba (Tucumán) y Agustín Radrizzani (Lomas de Zamora), y el secretario general, Sergio Fenoy (San Miguel).

Los prelados se juntaron en la sede de la curia metropolitana, ubicada a pasos de la sede gubernamental, y desde allí caminaron por Rivadavia hasta el enrejado de protección que tiene la Casa Rosada, para ingresar a las 18.15.

Fernández de Kirchner llegó quince minutos demorada a la reunión, prevista para las 18.30, tras participar de un acto en la ciudad bonaerense de San Martín.

Bergoglio le obsequió a la Presidenta un ejemplar del libro "Jesús de Nazareth" de Benedicto XVI y otro del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. También le entregaron la exhortación pastoral sobre el compromiso ciudadano y el bien común, que el plenario episcopal difundió en abril pasado.

En ese documento, que supo molestar a estrechos colaboradores de su marido, la Iglesia reclamó una autonomía "real y auténtica" de los tres poderes del Estado, independencia que consideró "imprescindible" para el ejercicio de la democracia. (DyN)

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