Viernes 14 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 40 y 41 > Policiales y Judiciales
Andrés Bo sufría un "ataque de angustia"

NEUQUÉN (AN)- Andrés Bo tardó 33 días en contar lo que sabía. Se justificó diciendo que Jorge Jorajuria, su vecino en El Bolsón, le inspiraba "algo más que miedo, algo que no se puede describir". En la sentencia leída ayer, el juez Emilio Castro le puso nombre a esa sensación: "ataque de angustia".

En su voto, el magistrado indicó que las actitudes que Bo y su esposa le atribuyeron a Jorajuria "corresponden casi a la letra con una actitud perversa y a su respuesta en aquellos a quienes se dirige: angustia, división subjetiva entre su deseo de informar y su temor a hacerlo, que puede llegar al absurdo; paralización, inmovilidad".

Agregó: "Esto no puede llamarnos la atención: todos los días vemos testigos que cuando llegan al debate no recuerdan nada, no saben, niegan que el imputado sea la persona que vieron aun cuando antes hubieran dado su nombre, etcétera". También suelen ver "testigos adultos que piden declarar sin la presencia del testigo, vecinos del delincuente que no quieren declarar en su contra, nunca vieron nada, por el temor que les produce. De lo que resulta que es admisible la excusa que da (Andrés Bo): siguió las instrucciones por temor a la venganza del otro. Como él dice, no podemos juzgar esa situación desde el gabinete, hay que imaginárselo en el contexto que describen él y su esposa. No puede, entonces, descartarse, la posibilidad de que no haya actuado libremente sino coaccionado por la amenaza tácita de Jorajuria.

Los jueces estuvieron de acuerdo además en que Bo no tenía obligación de denunciar que su vecino había cometido un crimen. Así lo expresó el camarista Andrada: "por no ser funcionario público no tenía obligación alguna de denunciarlo, por lo que ningún reproche, no legal al menos, corresponde efectuarle". Y Castro lo dijo con estas palabras: "El silencio posterior (de Bo) tampoco se le puede endilgar a título de encubrimiento, porque, cualquiera haya sido el motivo por el que calló, no estaba obligado a denunciar. Y en el plano moral, él no tenía ninguna vinculación con los parientes de la víctima".

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