Viernes 14 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 31 > Internacionales
Europa cierra años de crisis con nuevo tratado
El acuerdo, que reemplazó a la fallida constitución, agiliza la toma de decisiones. Los 27 jefes de gobierno firmaron el pacto, que relanza la UE ampliada hacia el Este.

LISBOA (AP/DPA) - Líderes de la Unión Europea firmaron ayer un nuevo tratado que, señalaron, les permitirá reaccionar con más rapidez ante temas globales, mientras persisten las dudas de su eficacia entre los países miembros.

Los 27 líderes de la UE firmaron el nuevo Tratado de Reforma, que sustituye a la fallida Constitución y relanza el proyecto europeísta tras dos largos años de "eurodepresión" por el rechazo de Francia y Holanda en sendos referendos, en 2005, al anterior texto.

El Tratado de Lisboa, respaldado por todos los gobiernos de la UE hace dos meses, luego de años de descontento entre los europeos acerca de la cesión parcial de soberanía ante un gobierno centralizad . El tratado entrará en vigencia una vez sea ratificado por todos los estados miembros. El propósito es completar el proceso para el 2009.

La pomposa ceremonia de firma del Tratado de Lisboa se llevó a cabo en el monasterio de los Jerónimos, a orillas del río Tajo, al norte de la ciudad, cerca de la Torre de Belém, un punto desde donde partían -en el siglo XV- los primeros navegantes portugueses para explorar el mundo en sus frágiles naos. El recinto también acogió, en 1985, la ceremonia de firma de la adhesión portuguesa a la UE.

El presidente de la Comisión Europea, el ex primer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso, destacó en su intervención el carácter simbólico de la firma del texto, de 250 páginas, en Lisboa.

"Lisboa, que tantas veces ha sido punto de encuentro de Europa con el mundo, es hoy punto de encuentro de Europa consigo misma.

El Tratado de Lisboa es el resultado de ese reencuentro y hará que Europa sea más moderna, más eficaz y más democrática", aseguró. Pero la firma del tratado se realizó en medio de quejas de que los jefes de gobierno no proyectan realizar referéndum alguno sobre el documento.

El documento altera la forma en que se adoptan decisiones en el seno de la UE.

Buena parte de las decisiones serán adoptadas por mayoría, eliminando la necesidad de un apoyo unánime que en el pasado frustró los esfuerzos del bloque por presentar un frente unido.

El tratado, por primera vez, sanciona la existencia de un presidente de la UE, a ser elegido entre los estados miembros, y un secretario de relaciones exteriores más poderoso. También elimina el sistema de presidencia rotatoria entre los estados miembro cada seis meses.

La cifra de comisionados de la UE será reducida, a fin de lidiar de manera más veloz con una serie de asuntos.

La UE amenazaba con convertirse en un organismo inmanejable tras expandirse, hasta incluir en la actualidad a 27 países.

Con el propósito de subrayar las credenciales democráticas de la UE, el parlamento europeo recibirá más poder, y podría modificar o rechazar proyectos presentados por la comisión ejecutiva. "Al resolver sus asuntos institucionales, Europa se

apresta a enfrentar problemas globales'', dijo el presidente de la Comisión Europea, el portugués Jose Manuel Barroso.

Firma y paseo en tren

 

Tras la ceremonia, los 27 líderes comunitarios salieron al exterior del monasterio, bajo un sol radiante, y se "subieron al tren" de Europa. En concreto, tras la "foto de familia", se montaron en un moderno "eletrico", una de las últimas versiones, menos poéticas, de los vetustos y tradicionales tranvías lisboetas de los años '40.

La canciller alemana, Ángela Merkel, viajó sentada al lado del primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, con quien departió animadamente mientras el tranvía se dirigía al museo nacional de carruajes, a unos 600 metros de allí, para el almuerzo.

El primero en estampar su firma fue el primer ministro belga en funciones Guy Verhofstadt.

El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, lo hizo poco después, acompañado del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Le siguió el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy.

El último fue el primer ministro británico, Gordon Brown, muy criticado por su ausencia de de la ceremonia de la firma del tratado de Lisboa, que suscribió horas después de que lo hicieron los jefes de Gobierno y de Estado de la Unión Europea. Aduciendo tareas gubernamentales en su país, el primer ministro británico había planeado no acudir a la firma del tratado. Pero luego cambió de idea, aunque llegó a Lisboa a la hora del almuerzo, demasiado tarde para participar en la ceremonia oficial.

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