A los distintos candidatos y vecinos de San Antonio Oeste, a los señores postulantes a intendentes, concejales y otros cargos políticos que se presentan en las próximas elecciones:
Antes que nada deben recorrer la ciudad, ver en el estado que ésta se encuentra, mugrienta y llena de basura. La suciedad nos está ganando la batalla.
Tenemos perros vagando por doquier. Obras en construcciones abandonadas, levantadas sin planos ni permiso municipal, seguramente de algún puntero o amigos de los políticos de turno, lo grave sería que fueran de algún profesional emigrado a San Antonio, obsecuente del gobierno (si fueran de algún vecino común, ya estarían caducados).
Ampliando tenemos barrios con escasos servicios de luz, con sus arterias a la miseria que cuando llueve se convierten en lagunas, ni hablar de la animalada que cometieron con levantar ese barrio a un paso de la marea; su destino: se inundará siempre. Es cierto que cada tanto aparece un funcionario iluminado y procede a parchar las anormalidades, en vez de atacar al problema como corresponde, pero es más fácil arreglarlo a lo Coppani, "lo atamos con alambre" y sigue la joda.
Lo expresado lo digo con conocimiento de causa. Vivo, me crié y camino todos los días las calles de San Antonio y me da mucha bronca que pasen estas cosas; perdieron la vocación, el respeto al vecino, la cultura del trabajo.
Años atrás fui testigo de cómo en la época del señor Breciano, acompañado de su secretario el señor Facciolo, éste se ponía la capa y le ponía el pecho a las balas, trabajando para la comunidad contra lluvia, viento y marea. Dirán que SAO cambió, pero las acciones se hacen antes y después.
Claro, se acercan las elecciones y necesitan de los vecinos para que los voten. Todo político se convierte en mago; mágicamente aparecen las soluciones. No engañen más a la gente, déjense de verso que para eso están los poetas... además aparecen parlanchines y chamuyeros que vienen de otros lugares a vendernos un buzón, se llenan los bolsillos y nosotros les hacemos el aguante.
Basta, hagamos valer nuestros derechos y votemos libremente. Combatamos las miserias humanas que nos puedan perjudicar, de lo contrario tendremos el gobierno que nos merecemos.
La historia oficial señala al 13 de diciembre como el "Día del Petróleo" por el descubrimiento del oro negro en Comodoro Rivadavia en 1907.
En realidad la historia de la actividad había comenzado décadas atrás. En 1865, Leonardo Villa había realizado el primer intento de explotación comercial en Jujuy, sólo siete años después del descubrimiento hecho en Pennsylvania, Estados Unidos. Solicitó a las autoridades de la provincia un permiso para la explotación del fluido. Las autoridades provinciales se declararon incompetentes en la materia y el asunto pasó al Poder Ejecutivo Nacional, que a su vez lo derivó al Congreso de la Nación. Después de un áspero debate y en una votación de 16 a 14, el permiso fue denegado.
A posteriori se presentaron otros permisos de explotación que corrieron la misma suerte. La máquina de impedir ya comenzaba a actuar en esa época y frenaba el desarrollo de la actividad petrolera en el siglo XIX en Argentina.
El caso de Leonardo Villa es un ejemplo de cómo una legislación restrictiva de las iniciativas individuales obstaculiza el crecimiento económico.
Nuevamente los neuquinos vemos como las veredas y vías peatonales siguen siendo destruidas de cintas verdes, ya que los árboles del microcentro van desapareciendo y eso es malo para el ambiente.
A esto podemos agregarle que comenzó una nueva obstrucción en las veredas, pues ya no basta, entre otras cosas, con colocar mesas y sillas: ahora han colocado un cerramiento sobre la vereda, es decir que tenemos una nueva barrera urbana.
La municipalidad de Neuquén debería explicar por qué frente a su edificio central, en avenida Argentina y Roca, existe un comercio que ha cercado con techo y paredes de lona plástica la vereda, que es un espacio público.
No es un lugar que el propietario del comercio ha comprado. Sabemos que somos responsables del sector que nos corresponde de vereda, pero no es un lugar para cerrar y usufructuar, ya que es de toda la sociedad, por lo tanto el municipio no tiene la potestad para autorizar la privatización de las veredas de la ciudad ni para dejarnos sin árboles.
En cuanto a ese cerramiento que nos genera dudas es un hecho por demás irregular, aunque el Concejo Deliberante o la Carta Orgánica lo autorice. El hecho se agrava porque el comerciante ha prolongado su propiedad comercial con un recinto cerrado y esto es algo inconcebible porque hay una ordenanza antitabaco y este buen hombre puede utilizar el lugar de la vereda para que se fume. Entonces todo transeúnte que pase por ese lugar pasará (si puede) por una nube de humo de los fumadores.
¿A dónde queda la responsabilidad de la municipalidad para asegurar la protección de un ambiente sano?
Permítanme por favor describir en esta carta mi profundo agradecimiento a una institución de nuestra provincia que hoy nos brinda la alegría de saber que, gracias a la enorme ayuda que recibimos de ella, mi compañera de vida ha podido enfrentar desde hace más de seis años esta perversa enfermedad del cáncer y que con la bendición del ser más poderoso de este mundo, Dios, el día 10 de diciembre el médico que la atiende le confirmo que su enfermedad está totalmente curada.
Infinitamente gracias, Instituto Provincial del Seguro de Salud de Río Negro. Mil gracias a sus autoridades y empleados, que acompañaron a mi señora cada vez que los necesitaba. Gracias por darle fuerza y ánimo, que nunca le faltó desde el primer día que supo de su enfermedad. Como buen tana, enfrentó esta adversidad con una fortaleza de fierro, lo que le sirvió para salir adelante con mucha entereza. Infinitas veces gracias a todos, los médicos y clínica de Bahía Blanca, que le brindaron todo lo mejor para sacarla adelante.
Sé que a alguien quizá pueda no caerle bien este agradecimiento al Ipross, por los momentos difíciles por los que está pasando, pero es necesario aferrarse a él y defenderlo contra todo, al menos todos los que en salud dependen de él. Es nuestra institución. No sé que hubiera sido de la mamá de mis hijos, de 15 y 16 años, de no ser por él. Pido disculpas, porque nadie desconoce que hoy si no se cuenta con una asistencia médica prepaga y mucho menos si no se dispone de recursos propios, el final de un enfermo de estas características sólo está en la ayuda de Dios, siempre reconociendo que el esfuerzo que realizan los profesionales, enfermeros, etc. de la salud pública es enorme, pero hacen lo que está a su alcance. De hecho mi señora fue advertida y derivada por una doctora de aquí, nuestro hospital, para que busque urgentemente una asistencia en clínicas privadas.
Por último tus hijos, Emilio y Chafic, y yo te decimos gracias, viejita, por haber sido tan valiente y, una vez más, gracias a Dios.
Pasaron ocho largos, intensos y exitosos años. Los comienzos fueron duros. Todo nació de una idea y de una enorme necesidad: ayudar a las mujeres; exclusivamente a mujeres en situaciones límites, desamparadas por sus familias y por el Estado.
Tuvieron varias casas: una muy pequeña, otra no tanto, hasta llegar a la sede que hoy es respetada y reconocida por la sociedad de Centenario.
Para eso pasó mucha agua bajo el puente y tuvieron que remar contra la negativa, la falta de recursos y el descreimiento de quienes debían llevar adelante la tarea de ayudar y no lo hacían.
Y no les alcanzó con ayudar a mujeres, así que también abrieron sus brazos a jóvenes y ancianos. Así llegaron a brindarse subsidios, pensiones, becas, capacitaciones y tantas otras cosas hoy casi imposibles de creer.
Se esforzaron tanto todos... quién podría olvidar en los inviernos las tortas fritas de María (siempre con una sonrisa), el mal humor de Roxana (con su enorme corazón), la temperamental Fresia (que tanto cambió), la puntualidad y asistencia de Lita y Elva (siempre dispuestas a trabajar), los comentarios de Antonio (difíciles de escuchar), el ruidoso Pancho (con un don especial) y por supuesto los gritos de la jefa, Liliana (siempre renegando con todos sus hijos adoptivos, los chicos de CAMIC), y así tantos pasaron por esta casa que sería imposible nombrarlos a todos y ayudaron a construir con amor este hogar... un lugar para que las víctimas de la sociedad encuentren un espacio en el "mientras sale algo mejor".
Acá la espera tiene sabor a esperanza y la oportunidad tiene cara de posible. Por eso y muchas cosas más que se viven y vivirán dentro del centro, ¡feliz cumple!
De tus hijos del corazón, que nacimos de la necesidad de ayudar y hoy estamos en una mejor posición, demostrando que sí se puede...
Por Natalia, Lucas, Gustavo, Pablo, Coco, Leo, David, Miguel, Emanuel, Gastón, Alfredo, Toto y otros:
Por intermedio de este diario deseo manifestar mi desagrado con ciertos servicios públicos como el de la luz y el del agua. Hace 20 años que residimos frente a lo que es hoy el barrio 260, en calle Villegas, y vivimos sufriendo apagones cada vez que corre viento (sea leve o fuerte). Si ésta es una ciudad que tiene estos problemas climáticos, me quiere decir por qué no se previene y se ponen los servicios en condiciones adecuadas; porque le cuento que pagamos las facturas como lo hacen los del centro, que no sufren cortes de luz.
Parece que para esta empresa nuestros servicios son de cuarta y no es así. Escribo ya cansada de tanto abuso y quiero referirme a la quema de motor de freezer, monitor de computadora, pero como no hay firmas suficientes de otras personas esta gente no las reconoce.
En cuanto al servicio de agua, desde hace un tiempo largo venimos sufriendo todos los roquenses cortes prepotentes que dan mucha incomodidad en las casas de familia. Hay que poner punto final a estos abusos.
