Jueves 13 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
"Civilización" de Piojos resucitados
La banda regresó a Neuquén después de cuatro años y sus fans volvieron a vivir
NEUQUÉN (AN).- Acaba jadeante, con la voz echa un hilo, el rímel marcando el paso de un par de lágrimas y una frase desbordándole la boca, cayendo de sus labios como lo hace la súplica de un agonizante: "Maradó, por favor, Maradó".

A esa altura Juana parece un espectro, el residuo de una adolescente. Flaca de por sí, casi desgarbada, demacrada por el esfuerzo, tiene la satisfacción petrificada en el rostro y el aspecto de quien entregó su alma por una causa justa. "A mí me duele el país", se estremece la sombra de Andrés Ciro mientras Andrés Ciro, detrás de una pantalla verde flúo, le pone el corazón y la voz a "Cruces y flores".

Juana canta con furia y las comisuras se le tensan hasta el dolor, la frente es un fuelle y los ojos, desorbitados, reflejan la mixtura de colores que escupen las pantallas gigantes. Así, a punto de caer redonda, exige que sus ídolos le arranquen la última reserva de energía.

Una hora y pico antes la chica se sorprende con el inicio del recital. Estruendos de tipo apocalípticos con eslóganes del mismo corte ("Dios perdona, el hombre a veces, la naturaleza nunca"; "La tierra se está quitando de encima al peor enemigo"; "Agua, fuego, tierra y aire, elementos de tu propio ombligo") sacuden el Ruca Che el martes por la noche. No es un martes normal para el neuquino barrio San Lorenzo. Miles de jóvenes caminan por sus calles, cantan en sus veredas, fuman en sus esquinas, beben líquidos oscuros, ríen porque la vigilia piojosa ya es historia. Toda una tropa de robots sudorosos numerados igual: 87.

21:50. El linyera que se comió a Ciro canta un himno épico, vuelto

un muñeco articulado. "Pacífico" surge espontáneo y fresco, baja y se mete en los oídos, juguetea en la memoria, recuerda al primer disco y explota en un in crescendo que eriza la piel de Juana. Ella y una amiga fuman las últimas pitadas y despiden molestos alaridos ante el cantante y sus activos glúteos, las muecas plásticas de Miki Fernández o si el otro Micky, Rodríguez, hace gordo su bajo y delgada la línea que lo separa de su público.

Los Piojos no son novedosos en el eje que recorre el nuevo disco, ungido "Civilización". Flagelos sociales, el cuidado del mundo, el respeto por la naturaleza, todos temas recurrentes en el mundillo rocanrolero. En vivo, la flamante placa suena menos salvaje que aquel "Máquina de sangre" que presentaron por aquí en agosto del 2004, con austera escenografía, pero más primitivo y voraz.

Sí es saludable el cuidado de las melodías y la profundidad que le agregan a las composiciones un mayor protagonismo de percusión y teclados. Aunque fans radicales como Juana no acepten el "progreso".

Lo que se respira a esa altura no es aire. Algo denso rodea los cuerpos. "Desde lejos" y "Taxi boy" activan una batalla sin ganadores ni perdedores en el hormiguero humano. Juana y su amiga se suben a los hombros de un par de muchachos que aceptan gustosos moverse en bloque con el bien ajustado reggae "Civilización" y la bomba gutural "Chac tu chac". Una saca fotos con su celular última generación, la otra presiona send y provoca la envidia de alguien. Andrés Ciro regresa trece años y canta con pasión "Tan solo", el "Changuito" Farías Gómez no sabe que Juana bendice sus manos percusionistas. Varios lo hacen.

Nadie escapa a esta sauna industrial que se traga adolescentes y los devuelve en pedazos. Andrés Ciro, desde el segundo nivel del escenario, guarda su cabeza en una capucha, juega al "Fantasma" y espanta el pudor de las chicas al recordarles que es "el espíritu que ronda a tu casa". "Manjar" sabe espesa en conjunto, pero igual de consistente cuando los instrumentos se separan. "Pistolas" sube la temperatura en ese estofado de sudor y acné, y "Shup shup" es el retorno a la esencia, los punteos violeros y la respiración acelerada de Juana. Con el "Farolito" sonríe hasta la momificada cara de la Legrand, que asoma por la remera de Micky, y "Babilonia" acuna esta "Civilización".

Juana respira eso que no es aire y sus cabellos teñidos le chorrean el rostro. A esa altura, seis mil clones de Juana ven llegar el fin de un momento dichoso. El inicio de una nueva vigilia.

 

SEBASTIÁN BUSADER

 

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