Me dirijo a este medio a fin de expresar algunas consideraciones sobre el contenido de la carta de lectores del Sr. Mongelli, con el que coincido en parte. En efecto, es necesario agradecer a quienes hicieron posible la previsionalidad del decreto 7, la que parecía inalcanzable apenas meses atrás. Mucha gente estuvo involucrada en dicha consecución.
Lo que resulta lamentable es el verbo agresivo de este señor al referirse a parte de esa gente, la que compartió con Mongelli el trabajo de la comisión que él quiso formar. ¿Qué le pasó, señor?
Quizá usted logró jubilarse con el 82% del último cargo en actividad. Yo no tuve esa suerte; ni siquiera estoy jubilada por la ley docente, la 24.016. A muchos nos pasa lo mismo y por ello seguiré insistiendo, pero con respeto, como siempre.
Puede que usted ya haya logrado su objetivo, pero eso no le da derecho a repudiar.
Piénselo, Sr. Mongelli; cuando quiera, lo hablamos personalmente.
Intervenir: dirigir, limitar o suspender el libre ejercicio de actividades o funciones.
Capricho: determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante.
¿Hasta cuándo tendremos que soportar los radicales rionegrinos esta intervención caprichosa del desorientado Gerardo Morales? La excusa inicial fue acompañar en las presidenciales al peronista equivocado, y ahí nos quedamos. Por ende, si ése fue el motivo, la resolución de la intervención caducó el 28 de octubre pasado.
El Comité Central en Viedma, cerrado; los interventores, de shopping en la Capital; el delegado interventor, de mates en la casa; los militantes, ávidos de movimiento. Los "nuevos" motivos que sostienen la irrisoria medida siguen ausentes, los plazos legales están vencidos y, mientras tanto, la oposición se relame en su búnker.
¿Será acaso que para Morales y sus secuaces ésta es su mejor estrategia para intentar debilitar un partido y a su militancia, que desde el '83 no ha dejado de ganar elecciones? ¿Qué pueden saber éstos de la UCR de Río Negro? ¿Cuál será la excusa que pondrán ahora para seguir sosteniendo esta dictadura encubierta? Es hora de que nos devuelvan lo nuestro, el partido que llevamos siempre al triunfo y los comités, que llenamos miles de veces, porque el resto sigue con nosotros, intacto, firme, con la fuerza de siempre.
Definitivamente, llegó el momento de terminar con esta payasada, este papelón de Morales y compañía. Llegó la hora de devolverles los sellos a sus verdaderos dueños, a los que saben, a los radicales que ganan y gobiernan... algo que la actual conducción nacional del partido podría intentar imitar.
Deseo felicitar al doctor Sosa por su perspicaz artículo "Los concursos en la Justicia rionegrina".
Creo que los consejos de la magistratura introducidos en la reforma de la Constitución nacional en 1994 no mejoraron un ápice la selección de los magistrados, y menos después de la última modificación, que fue el golpe de gracia. Se creó una estructura burocrática de alto costo y los nombramientos tienen un enorme atraso. Además, su origen es espurio: viene de una transacción política cuyo tema central fue la reelección del presidente de la República. En ese convenio se agregaron algunas otras aberraciones, como el tercer senador. Lo único rescatable fue la incorporación de los tratados internacionales.
Casi todas las provincias siguieron ese mal ejemplo y no se ha podido mejorar la calidad de los jueces; además, la demora en los nombramientos encierra un serio perjuicio para el derecho a la jurisdicción. Prueba de ello es que, para el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema, se dejó incólume el sistema anterior y el Poder Ejecutivo dictó un decreto para convocar a los magistrados del alto tribunal con publicidad para el acuerdo del Senado. Eso pone de relieve que el sistema antiguo, con la publicidad de los trámites de la comisión de acuerdos, permite una sana discusión sobre la idoneidad de los candidatos.
El Consejo de la Magistratura es un agregado inocuo que sólo sirve para generar gastos enormes; una estructura burocrática inservible. Si no, veamos las controversias que se han planteado en el fuero federal entre aquél y la Corte.
Para ser un buen juez lo más importante son la honestidad y la contracción al trabajo. Si se cuenta con antecedentes científicos, en hora buena, pero repito: trabajo y honestidad, sin delegación, que es un cáncer que corroe la Justicia.
Vuelvo a felicitar al doctor Sosa por su agudo artículo.
Jorge R. González Novillo, DNI 4.099.474 (Abogado)
"Bariloche, lugar de ensueño que hemos convertido en un desastre"
"El paraíso del Sur", "La Suiza argentina", "Nuestra vidriera al mundo"...
En su momento, estas expresiones fueron justas sobre un lugar de ensueño que hemos convertido en un desastre.
¿Alguien puede concebir una ciudad lacustre sin puerto o, lo que es peor todavía, un puerto a medio terminar con el ingreso vedado por una cinta porque es peligroso caminar sobre él?
¿Se acuerdan del viejo muelle donde todas las tardes atracaba "nuestro" Modesta Victoria tras saludar a su pueblo con tres sirenas? ¿Cómo no recordar nuestra costanera, cuando era el orgullo de la ciudad? La hicimos pero hoy no la podemos mantener (como casi todo). O nuestro camino internacional (hoy llamado "los kilómetros"), convertido en la ruta de la muerte.
La mugre nos invadió, las veredas están destruidas y las calles, llenas de pozos. A los automovilistas nos cobran patente y estacionamiento medido pero no hay lugar para estacionar ni playas de estacionamiento municipales. ¿Nos cobran o nos estafan?
Las estadísticas oficiales se regodean dando cifras de turistas ingresados pero... ¿usted conoce alguna ciudad turística sin baños públicos? ¿Qué hacen los turistas?
De todas maneras, estos desastres no son nada en comparación con temas como la vida nocturna de nuestros niños. Sí, digo bien: nuestros niños, ¿o como llamaría usted a chicos de doce o trece años que a esa edad ya son habitués de los boliches y el alcohol? ¿Y las reglamentaciones? ¿Y las autoridades? Bien, gracias. Ni hablemos de los viajes que en una época se llamaron "de estudio", hoy convertidos en cualquier cosa (por no decir una grosería).
Y para qué hablar de nuestras escuelas. Si usted ya tiene unos cuantos años y fue a la otrora maravillosa escuela pública, dígame cuántos días faltó a causa de la nieve o cuántas veces se suspendieron las clases por el mal tiempo. En mi caso eso nunca pasó, y tampoco recuerdo que haya habido jornadas de reflexión ni huelgas de maestros. ¿De quién es la culpa? Creo que de todos: maestros, gremio, gobierno y la sociedad, que paga y no es capaz de exigir por lo que paga. ¿O abonamos impuestos para que no haya clases? Vamos... pensemos solamente que en cualquier país normal un alumno concurre a la escuela siete horas durante 200 días al año y aquí, con mucha suerte, unos l80 días de cuatro horas (si es un año excepcional). La cuenta es simple: un bachiller de otro país se recibe con unas 16.800 horas de clase; uno nuestro, con unas 8.600. En el mundo globalizado esto significa que nuestras escuelas son en realidad una... fábrica de esclavos. ¿O no?
Mientras escribo esto, en plena época de clases, veo pasar micros llenos de estudiantes que llegan de vacaciones... algo inconcebible en cualquier país normal. Pero ojo, que al final la fiesta siempre se paga y no se gana nada con culpar de nuestros males al Norte, al fondo, a la izquierda, a la derecha o a lo que sea.
Nuestros inmigrantes del siglo pasado para hacer este país no le echaron la culpa a nadie, simplemente se arremangaron y trabajaron y a sus hijos los mandaron a la maravillosa escuela pública, donde no había paros ni días de reflexión ni se rompía la calefacción.
Leyendo este diario, en la contratapa de la edición del 30 de noviembre, bajo el título "Trucha", vi una foto del Sr. Moreno con pose de guerrero bravo acompañada por un comentario lleno de orgullo por el record obtenido para la zona de pesca y siento la gran necesidad de exponer mi punto de vista.
Soy pescador y le enseño a mi hijo de cuatro años lo que considero una actividad hermosa y apasionante, por varios motivos: podemos disfrutar del medio ambiente tan hermoso que tenemos, pescar truchas salvajes y aprender de conservacionismo, aves, insectos, etcétera. Todo esto deja algo muy importante, que es el respeto y el cuidado hacia lo que nos rodea.
Matar una trucha reproductora como ésa (por más fiestas que se aproximen) representa realmente un gran daño para el río, aun cuando el reglamento lo permita... en fin, ¡una trucha menos! ¿No hubiera sido mejor tomar la foto y devolverla al agua rápidamente y de la mejor forma? Se podría haber publicado y comentar que es todo un record para la zona, destacando que ese ejemplar sigue en el río; en mi opinión y la de muchísimos pescadores tendría mayor valor, tanto para el Sr. Moreno como para el diario. Una nota así constituiría un gran ejemplo, pero no, en su lugar está ese pequeño artículo, y a mi juicio es lamentable.
De todas formas, esto es un ejemplo más de lo que un pescador serio no debe hacer para darle a mi pequeño hijo. Espero que a él le guste pescar tanto o más que a mí, que pueda disfrutar de los hermosos recursos naturales que poseemos, además de cuidarlos, y que no sólo sea yo quien le enseñe, sino también los medios masivos de comunicación.
