El gobierno nacional, a través del flamante ministro del Interior, Florencio Randazzo, intentó bajar el tono ayer a la polémica con el líder de la CGT, Hugo Moyano, al sostener que "no es un desafío hacia el Gobierno" de Cristina Fernández la advertencia lanzada por el camionero, quien amenazó con cruzarse a la "vereda de enfrente" si no se respetan el derecho de trabajadores.
Randazzo, el primer funcionario que respondió a las palabras de Moyano, aseguró que la nueva presidenta y su gobierno serán "inflexibles" a la hora de defender "los intereses de las mayorías".
Por el contrario, la diputada por la opositora Coalición Cívica, Patricia Bullrich, advirtió que Moyano pretende "extorsionar" al Gobierno, con las advertencias lanzadas el martes y que la gestión recientemente finalizada de Néstor Kirchner, "aceptó" dicha metodología.
Bullrich, ex ministra de Trabajo de la gestión de Fernando De la Rúa que tuvo cruces con Moyano, aseveró que se trata de "un modus operandi" que consiste en que "llega un gobierno y se hacen demostraciones de fuerza" para negociar favores hacia el sector, en este caso ante la asunción de Cristina Kirchner.
"El objetivo es decir 'acá estamos y acá hay un solo camino: haces las cosas que nosotros decimos, o tu gestión va a estar teñida por un mecanismo de extorsión permanente', lo que puede llegar desde paros generales hasta terminar con un gobierno", advirtió la legisladora. El martes, Moyano, quien estuvo ausente en la ceremonia de jura de ministros en la Casa Rosada, encabezó un acto en Obras Sanitarias, donde advirtió que si el Gobierno "no respeta los derechos de los trabajadores", la central obrera estará "en la vereda de enfrente" y amenazó con "llenar la Plaza de Mayo" con protestas.