Jorge Ferreira asumió su segundo gobierno en un marco político diferente al de hace cuatro años. Ahora sustentó su poder en su crecimiento y su autonomía del gobernador Miguel Saiz.
Un cuadro reflejado en su mensaje. La referencia provincial -sin precisiones- sólo mereció un agradecimiento final al acompañamiento en "los primeros cuatro años".
Un presente que obliga a repasar el pasado reciente. Ferreira -que consolidó su gestión en los aciertos propios y en la proyección de obras públicas provinciales- fue reelecto con el 60 por ciento de los votos. Un resultado que no paso desapercibo para Saiz, demasiado atento a las comparaciones de los éxitos ajenos frente a los obtenidos por la formula provincial en cada ciudad. En Viedma, la diferencia de Ferreira con el FpV duplicó a la conseguida por la dupla Saiz-Mendioroz ante Pichetto - Arriaga.
En los comicios locales, el intendente optó por una estrategia electoral alejada del gobernador. Diferente a la actitud de sus pares. Así, Ferreira monopolizó su triunfo y Saiz asimiló la distancia. Otros hechos: el intendente no dudó en declarar sus dudas con la Concertación, ni dubitó en octubre al facilitar su imagen para la campaña del ahora senador Pablo Verani.
Saiz siempre tomó nota. Asignaturas que -como siempre- devolvió con desaire en las llamadas, audiencias no contestadas o gestos en favor de rivales territoriales. Como único radical en pie entre los intendentes de las ciudades grandes, Ferreira se quedó sólo con la ilusión de opinar y participar en el nuevo gobierno rionegrino.
Ahora, todo se reduce a "silencio en la línea" entre ambos. Llegarán otros tiempos. Emergen advertencias desde Casa de Gobierno, como que no habrá renovación para Ferreira en el mando del Foro de Intendentes. Ayer, Ferreira ratificó su independencia y parece dispuesta a mantenerla.
(AV)