Los ritmos folclóricos de una banda andina dieron inicio ayer al festejo popular en la ciudad de Oruro, donde el oficialismo aprobó en la Asamblea Constituyente la nueva Carta Magna mientras que una indignada oposición se prepara para protestar con nuevas medidas, especialmente en las regiones.
La decisión del presidente Evo Morales de aprobar sí o sí la Constitución implica una ruptura total con la oposición, con la cual de hecho ya había escasos puentes de diálogo
Los sones de la música rompieron el silencio de la puna donde está enclavado el Centro de Convenciones, de la Universidad Técnica de Oruro, adonde el foro huyó de la violencia de Sucre, su sede legal, convertida hace dos semanas en un campo de batalla entre oficialistas y opositores cuando se aprobó en primera instancia la nueva carta, con el saldo de tres civiles muertos. La aprobación de esta Constitución tuvo lugar una larga y penosa gestación de 16 meses llena de tensiones, disturbios y desplantes políticos de una Asamblea Constituyente jalonada por las profundas divisiones políticas y sociales en Bolivia.
El sábado, ante la sorpresa de todos, se habilitó un sencillo salón para una maratónica sesión de más de 15 horas, que se cerró con la entonación del himno patrio, cantado a viva voz y con lágrimas por los asambleístas, en su mayoría del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) y entre ellos muchos campesinos e indígenas . "Nació el sol para nosotros después de 500 años de oscuridad y queremos que ahora nuestra luz ilumine a nuestros hijos" señaló orgullosa Esperanza Huanca, humilde campesina asambleísta del norte de Potosí (sur), ataviada con su vestimenta multicolor quechua. Resume el sentimiento de miles de bolivianos, sobre todo de los valles y estribaciones de la cordillera andina, donde el desarrollo aún no ha tocado sus puertas.
Un panorama muy diferente se daba de los ricos llanos orientales donde los cuatro departamentos, de los nueve que tiene Bolivia. La reforma de corte indígena y estatista es resistidas por los empresarios y latifundistas de los llanos del este de Bolivia, representados por los gobernadores y comités civiles de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que llevan adelante una huelga de hambre y convocan a una resistencia civil en contra del gobierno. Acusan al jefe de Estado de gobernar sólo para la región andina y de imponer un Carta Magna sin consenso. (Redacción/AFP)