Jueves 06 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Pedirán una condena para Jorajuria por homicidio
Hoy alegan la fiscalía, la querella y las defensas. Más testigos comprometieron al imputado.

NEUQUÉN (AN)- La fiscalía y la querella pedirán hoy en sus alegatos que se condene a Jorge Jorajuria (42) como autor del asesinato del comerciante Julio Venegas (40). Ayer otros dos testigos lo comprometieron: son los mecánicos que repararon el automóvil de Andrés Bo (37), el hombre que trajo a Jorajuria desde El Bolsón hasta Neuquén. Según dijeron, el dueño del vehículo -al que reconocieron, si bien con dudas, como Bo- se quedó junto ellos mientras su acompañante se fue.

La situación de Bo es menos clara. La acusación en su contra es por encubrimiento, ya que tardó 33 días en contar que su vecino Jorajuria había asesinado a un hombre, lo ayudó a ocultar el vehículo de la víctima, y recién habló cuando cayó preso. El único que le atribuye la autoría del crimen es, precisamente, Jorajuria (ver aparte).

Pero a diferencia de lo que sucedió con Bo, el nombre o al menos la figura de Jorajuria estuvo en la boca de los nueve testigos que declararon en las dos audiencias del juicio oral. Se habló de sus negocios informales con la víctima, de sus llamadas cotidianas a la esposa de Venegas mientras éste estaba desaparecido -en ninguno de ellos le contó que había estado en Neuquén la noche de la desaparición-, de las encomiendas que enviaba con dinero desde El Bolsón y las que le despachaba Venegas desde aquí, también con plata. Se sospecha que una deuda fue el móvil del homicidio.

Ayer volvió a ser protagonista, por la declaración de los mecánicos Carlos Cea Gómez y Dagoberto Reyes Maldonado. Al taller del primero de ellos en Plottier llegaron, el 6 de octubre del año pasado, Bo y Jorajuria en el Renault Break azul del primero, que tenía un desperfecto.

Uno de los ocupantes del vehículo se quedó esperando el arreglo y el otro se fue. Los mecánicos no supieron dar el nombre del que se quedó. Y sobre su aspecto físico, dijeron "alto". Nadie les preguntó si era un hombre con barba; si bien los dos imputados la tienen, la de Jorajuria parece, al decir de Borges, que le come la cara, mientras que la de Bo es más suave.

Hasta que Cea Gómez recordó: "llevaba un crucifijo". Entonces Bo se llevó la mano al bolsillo de su camisa, tomó un objeto y se lo pasó a su defensor Ricardo Cancela. "¿Era este?", le preguntó el abogado exhibiéndole el crucifijo, y el mecánico dijo que era parecido.

Este episodio del taller permite una ucronía: si el auto no se hubiera roto, Bo habría participado de la reunión entre Jorajuria y Venegas. ¿El crimen habría ocurrido, de todas maneras?

Otro testigo, Nicolás Lorente, empleado de Venegas en el taller de reparación de electrodomésticos Los Primos, recordó haber recibido dos encomiendas con dinero procedentes de El Bolsón. También escuchó a su patrón hablar de un tal "Yuyo", apodo por el que se conoce a Jorajuria, pero nunca mencionó a Andrés Bo.

Todos estos elementos tienen importancia porque Jorajuria dijo en su declaración que Bo y Venegas eran amigos, que se hablaban con frecuencia y que tenían negocios juntos. Hasta ahora no han surgido elementos que lo corroboren.

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