Jueves 06 de Diciembre de 2007 Edicion impresa pag. 24 > Internacionales
Con violencia, pero aún lejos de guerra civil
Se radicalizan los choques políticos e ideológicos. Pero los militares y el contexto regional evitan la ruptura total.

Un tiempo de lluvias propias de ficción de García Márquez se desploma sobre el oriente boliviano, la tempestuosa Media Luna que jaquea a Evo Morales.

En la Plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz de la Sierra el agua cala a no menos de 2.000 personas. Un encuentro interracial. Los hay collas, criollos y blancos. Es de madrugada. En el interior de carpas perfectamente alineadas crece la huelga de hambre. Responde al Comité Cívico, eje que monitorea el conjunto de fuerzas sociales y políticas santacruceñas que se oponen a Evo Morales y su polémica reforma de la Constitución nacional.

Javier es estudiante de ingeniería. Tiene 21 años. Desciende de indígenas aymaras, plano racial en el que se sustenta mucho del poder de Evo. Pero los abuelos de Javier llegaron hace décadas a San Cruz y aun en el marco de la dosificada movilidad social boliviana, sus nietos van a la universidad. Javier es uno de ellos.

-¿Cómo sigue esta historia? -le pregunta este diario.

-Con violencia. Lamentable, pero Bolivia siempre resuelve con violencia aunque nunca resuelva nada -responde Javier.

-¡Nosotros vamos por el todo, pase lo que pase! ¡Estamos hartos del racismo de ciertos bolivianos! -dice vía telefónica desde La Paz a este diario Marco Carrillo.

Es vocero de la viga maestra del poder de Evo: el Movimiento al Socialismo (MAS). Horas antes, la fuerza decidió movili

zarse para que la Asamblea Constituyente dé en Chapare la estocada final a la reforma de la Constitución: la sancione. Chapare es el bastión en el que germinó el MAS.

Y, con la sanción de la nueva carta magna sin asistencia de los constituyentes del oriente, la semana próxima recrudecerá la tensión entre las dos Bolivias.

-Para nosotros, esa Constitución suma cero. Nada de nada -dice Branko Marinkovic, líder del Comité Cívico.

Pero ¿puede rumbear la situación boliviana hacia la guerra civil?

Primero, un dato: la guerra civil no es un rango desconocido para la historia de este pueblo. Fueron cortas pero fieras. Generalmente no alcanzaron, por lo efímeras quizá, un intensa escala nacional.

" ¿Qué podría alentar hoy el estallido de una guerra civil?

Sin que sean excluyentes, en principio hay tres factores:

A)   Con independencia de factores coyunturales, en Bolivia hay enfrentamiento ideológico. Es posible que este factor pase inadvertido para muchos, pero existe. Cuando se escarban sus razones se llega a su raíz, que es de neto contenido ideológico. Hace a visiones culturales y políticas muy disímiles. El sentido que se le da a la propiedad en una y otra franja lo define claramente. Lo comunitario prima en el occidente del país; lo individual signa a oriente.

B) Que se agudice la desobediencia del oriente boliviano al gobierno de Evo, cosa que, de hecho, se incrementa hora a hora. Esto implica un problema de gobernabilidad para el poder central sobre la parte económicamente más dinámica del país. La dialéctica de la colisión anima, vale también aquí el hora a hora, el aire independentista de bastiones con mucho poder: Santa Cruz de la Sierra, por caso.

C)   Como contrapartida a este desafío, el gobierno central puede verse obligado a dictar medidas de seguridad que retroalimenten el enfrentamiento.

" Pero, ahora, ¿qué factores pueden limitar el estallido de una guerra civil?

A)   Toda guerra civil requiere, casi en términos excluyentes, que se fracturen las fuerzas armadas. Empobrecido en recursos, con mandos captados por Evo Morales a través de la entrega de la conducción de empresas nacionales, nada se sabe de cómo codifica el poder militar boliviano la crisis del país.

B)   Desde lo internacional, la posibilidad de una guerra civil en Bolivia aparece muy acotada en materia de aliento a las partes. Bolivia está hoy rodeada por sistemas políticos con déficit en calidad de democracia, pero activos y con obligaciones para con sus propios entornos. Un "cordón sanitario" al que le resultaría poco aconsejable el avance de la situación boliviana hacia términos de guerra civil. Con sus problemas a cuestas, esta parte del continente ya no es desde la perspectiva ideológica la de finales de los '60 y comienzos de los '70, cuando Brasil planeó -por ejemplo- invadir Uruguay si los tupamaros seguían arrinconando al Estado uruguayo.

A modo de síntesis: quizá no se llegue a una guerra civil.

Pero una cosa es segura: para Bolivia, los días por venir estarán definidos por mucha violencia. Un dictado de la naturaleza que da forma al conflicto que sobrelleva este sufrido país.

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