Mientras Sobisch quema los últimos cartuchos inaugurando por segunda y hasta por tercera vez lo que tiene a mano, y baja el tono de su imprudente invectiva contra la petrolera Repsol para evitarse un pleito personal, Sapag trabaja con un solo horizonte: el 11 de diciembre. Sus mayores empeños parecen ser la prudencia y la paciencia, para algunos acaso excesivas. No lo dice, pero con certeza ronda en su cabeza una reflexión de Napoleón sobre el arte de la guerra: "No es necesario ganar todas las batallas, sólo es imprescindible ganar la última".
Sin estrépitos también sin periodistas que puedan "torcer" un ápice su discurso el gobernador electo dio a conocer su equipo de colaboradores. Sería prematuro sacar conclusiones definitivas, pero una primera mirada sobre el futuro gabinete permite hacer algunas precisiones. Aunque no hay extrapartidarios como había prometido Sapag y varios de los nombres no son desconocidos, no se trata de ex funcionarios de primera línea de ninguno de los gobiernos previos del MPN.
Una segunda lectura sobre las figuras que acompañarán a Sapag permite apreciar que no hay entre ellos, que se sepa y por ahora, representantes de los grupos de poder político o económico, conocidos hasta aquí. Quitando a Bertoya, que se pasó tempranamente al proyecto del nuevo gobernador y sobre quien el tiempo dirá si es o no un puente de plata con el pasado, no parece haber sobischistas en el futuro gabinete. Tampoco se podría afirmar que haya, al menos en esta primera línea, representantes de los grupos económicos que engordaron estos años al calor oficial. Aunque es funcionaria de tercer nivel del actual gobierno, Esther Felipa Ruiz, la futura ministra de Hacienda, Obras y Servicios Públicos, no revistó en el primer plano de la política ni del empresariado local.
El designado ministro de Gobierno, Jorge Tobares, es un ex felipista que tuvo un perfil relativamente bajo como diputado, pero de él no se puede decir que se haya pasado, como casi todos sus compañeros, con armas y bagajes al sobischismo.
Rodolfo Laffitte, primo del gobernador electo, fue funcionario de Sobisch pero no es una figura del riñón y por lo tanto de las más irritativas del régimen. Más bien lo contrario.
¿Representa este gabinete la intención de llevar adelante el cambio político comprometido por Sapag en la campaña?
No es algo que se pueda afirmar de antemano, pero cuanto menos no parece que el equipo exprese lo opuesto. No hay en él partidarios notorios de un modelo que ha desgastado las instituciones y desvirtuado al propio MPN.
Un observador de primer nivel de la oposición señaló acertadamente que falta en este gabinete un secretario o ministro de Energía, algo tan insólito en una provincia que depende de los hidrocarburos como sería un gabinete nacional desprovisto de secretario de Agricultura y Ganadería.
Pero en el entorno de Sapag aseguran que se trata nada más que de la denominación de la cartera. Guillermo Aníbal Coco, el flamante secretario de Recursos Naturales, tendrá bajo su esfera el petróleo, el gas y la hidroelectricidad. Se trata, siempre según los voceros del futuro gobernador, de un profesional con experiencia, que viene del sector privado y "conoce el paño" porque cuenta "con un máster en energía". Como quiera que sea, lo mejor que se puede decir de esta figura por ahora es que no viene de alguno de los sectores aliados al sapagismo que representan intereses distintos al del Estado, como por ejemplo el del gremialista petrolero Guillermo Pereyra.
Aunque admitió que no hay "factores de poder" a la vista, el dirigente opositor consultado también cuestionó la falta de "primeras espadas" en el gabinete. "Es un equipo un poco flojo, teniendo en cuenta que Neuquén no es un cantón suizo sino una provincia donde la gente reclama gobernantes que ejerzan el poder con firmeza", desgranó cáusticamente.
En el entorno de Sapag, en cambio, se definió al nuevo gabinete como un equipo "sencillo, humilde y austero", pero "con muchas ganas de trabajar".
Al parecer, Sapag les advirtió de entrada a sus colaboradores que deben "desterrar la maledicencia" y por sobre todas las cosas, "defender el prestigio" del equipo, "tanto como el del gobernador y la vice". Espíritu de cuerpo, que le dicen.
Sapag se tomará un tiempo para definir la segunda y tercera línea del gobierno. Por eso mismo en algunos puestos clave la consigna por ahora será "no innovar". Tal, sería, el caso del BPN. El vocero descartó la posibilidad de que Ricardo D'Angelo, el esposo de la vicegobernadora electa, fuera a la presidencia del EPEN. "Sería un factor de desgaste de la vice", sintetizó. Admitió, en cambio, que otro primo de Sapag, el actual secretario de Obras Públicas Ricardo Esteves, podría seguir en su puesto.
Más allá de la criticable reforma del estatuto legislativo concretada por el MPN para garantizar quórum al próximo gobierno, la fuente ratificó que Sapag mantendrá un diálogo abierto con la oposición. "El verdadero quórum será de 35 diputados", prometió, empalagoso, el interlocutor.
En todo caso, esa voluntad quedará expresada en el discurso de jura del gobernador. Un trámite, que no tomará más de 40 minutos y reseñará los objetivos del futuro gobierno.
En la carpa chica del sapagismo subsiste una preocupación fundamental: los menguados recursos con que deberá comenzar la nueva gestión. En ese plano, la baladronada sobischista contra Repsol YPF por la prórroga de Loma de La Lata no ha contribuido a mejorar las cosas.
En los últimos días, Sobisch y su secretario de Energía bajaron la beligerancia con la empresa, pero el sapagismo ya sabe que el problema sobrevivirá a los últimos desvaríos del actual gobierno para instalarse en su propia agenda.
Sapag se entrevistará en la semana con Néstor y Cristina Kirchner. Les llevará su inquietud por la merma en las regalías producto del último aumento de las retenciones petroleras.
En los equipos del futuro gobierno se desvelan pensando cómo se podrían mejorar esos ingresos y también los del gas. La provincia sólo recibe 14 centavos de los 5, 6 ó 7 dólares que cuesta el millón de BTU importado, y 4,90 dólares de los 45 que vale el petróleo en el mercado interno.
El encuentro será también una oportunidad para bendecir una nueva era en las relaciones entre la provincia y la Nación, en la vereda opuesta a la temeraria hostilidad desatada durante los últimos cuatro años por Sobisch.
HÉCTOR MAURIÑO
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