SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La historia de la escuela primaria del Barrio Vivero se asemeja a una verdadera epopeya educativa. Se emplaza en uno de los barrios humildes de la ciudad y nació por iniciativa de un grupo de padres, apoyados por otro grupo de docentes e otro de idealistas. Crece año a año, y pese a sufrir un sinnúmero de contratiempos, ya superó los 80 alumnos y tiene quince inscriptos más para el año próximo.
El colegio es administrado por la Asociación Barrio Vivero, una ong que destina todos sus esfuerzos a la escuela, la cual en estos días inauguró las nuevas instalaciones, destinadas a un salón comunitario para los chicos. La presidenta de la asociación, Nelly Panizza, explicó que están trabajando "muy bien, y recordó que el comienzo fue con 45 chicos, hasta tercer grado. Luego se abrió cuarto y quinto. Hoy tiene más de ochenta alumnos y para el año que viene ya tiene un 20 por ciento más de inscriptos, muchos de ellos de los barrios aledaños, Nauel Hua y Arrayanes, entre otros.
Para poder atender el incremento poblacional, la escuela demanda tres nuevas aulas. "Dos para sexto y séptimo y una para manualidades", explicó Panizza, quien dijo que hicieron gestiones ante el Consejo de Educación y también ante la Nación, pero temen que las soluciones tarden y el año próximo las aulas no estén disponibles. Para ello, comenzó a juntar voluntarios y apelar a la solidaridad, la misma con la cual se construyó una buena parte de la escuela.
En la actualidad el gobierno provincial se responsabiliza en pagar los sueldos de los docentes, pero la asociación se hace cargo del resto de los gastos que demanda el establecimiento educativo. Les ayuda el rotary, tienen un grupo de socios voluntarios y también reciben alguna donación puntual. No obstante, los recursos nunca alcanzan.
