NEUQUÉN (AN).- Las tejas de la casa de la familia González se levantaron como si fueran de cartón. Muchas volaron contra las casas vecinas y otras quedaron colgando, como haciendo equilibrio en la cornisa de la vivienda. Por eso, llamó la atención que los policías con boina o gorras de viseras se movían debajo sin más preocupación que la de cumplir los trámites.
Varias de tejas que cayeron sepultaron a la chapa exterior de la puerta metálica mientras que el resto de la abertura quedó sujeto al marco pero doblado con forma de una V. Por el estallido de adentro hacia afuera se movió toda la estructura de la casa y literalmente reventaron los vidrios sin lastimar a los vecinos.
Fue tal vez por el calor imperante que no había gente en la vereda y tampoco en los parques que adornan el frente de cada una de las casas.
En medio del pánico de los vecinos, ni los bomberos ni la Policía dieron explicaciones durante las dos horas que siguieron al siniestro. El único que habló desde un primer momento con los vecinos fue el técnico de la empresa concesionaria del gas quien realizó un chequeo dentro de la vivienda que estalló y luego retiró el medidor "por seguridad, mañana o pasado lo instalamos de nuevo", dijo.