Con un segundo tiempo demoledor, Lanús goleó 4-0 a Gimnasia (LP) y logró una victoria importantísima que lo deja a un punto de su primer título doméstico. El domingo buscará toda la gloria ante Boca, que ayer se despidió, al caer ante el sorprendente Tigre (ver página 43).
El primer tiempo tuvo 35 minutos muertos en los que el nerviosismo dominó al "granate" y el "Lobo" hizo su negocio que fue esperar y apostar al contragolpe.
Más allá de alguna jugada individual de Sebastián Blanco o Lautaro Acosta el local no inquietó a Sebastián Cejas, a pesar de que en los primeros 10 minutos fue el equipo que parecía tener la mayor profundidad.
En ese lapso, Lanús padeció la ausencia de su cerebro Diego Valeri y además tuvo la desventaja de que la pelota no le llegaba limpia a José Sand.
Todo cambió cuando el mejor jugador del anfitrión en esa etapa inicial, que fue Blanco, desbordó, envió el centro y "Pepe" metió un frentazo para poner a los de Ramón Cabrero 1-0.
A partir de ese momento, el partido trabado le dio paso a un espectáculo, tanto en el campo de juego como en las tribunas, porque la multitud empezó a delirar.
Muy lejos de refugiarse cerca de Carlos Bossio, Lanús fue a buscar el segundo y estuvo a punto de conseguirlo muy rápido.
De todos modos tuvo que esperar hasta los 6 del complemento para volver a festejar, cuando Sand capturó un rebote en el área, fusiló al arquero de los platenses y estableció el 2-0.
Gimnasia, que poco había mostrado, tras el segundo quedó destruido anímica y, sobre todo, futbolísticamente, lo cual fue aprovechado por Lanús para estirar diferencia a través de un toque sutil de Valeri.
La frutilla del postre la puso Benítez al concluir con un zurdazo cruzado una destacada maniobra colectiva.
El candidato terminó como dueño absoluto del partido, reguló el trámite, construyó una victoria inobjetable y tiene todas las fichas para dar la vuelta olímpica en "La Bombonera".