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Hipótesis y propuestas para entender (y superar) la cantidad de accidentes | ||
“Hace ocho años que soy bombero voluntario y por experiencia propia puedo decir que la poca experiencia de conductores que se arriesgan a realizar maniobras poco seguras, el aumento de vehículos, la necesidad de ‘llegar ya’ a donde nos dirigimos y la poca consideración hacia el prójimo, creo, que es lo más urgente a cambiar como sociedad. Luego deberíamos atender asuntos como rutas en mal estado, vehículos en mal estado, mayor cantidad de operativos, etc.” Comentario de Marcos Jorquera, lector de RN Online. RIO NEGRO/ NEUQUEN.- Al intentar analizar las causas del elevado número de accidentes de tránsito en las rutas de nuestras provincias, surgen diversidad de hipótesis que van desde la necesidad de cambio un cultural, el estado y tipo de los caminos, la imprudencia de los conductores y el parque de vehículos hasta la “deficiencia” de los controles camineros. Los lectores de Río Negro Online opinaron al respecto y dejaron sensaciones y algunos esbozos de posibles soluciones para una problemática que sólo en Río Negro tiene más de 20 accidentes diarios en zonas urbanas y cuatro sobre las 11 rutas que atraviesan la provincia. Se destacaron al menos cinco causas debatidas a la hora de intentar comprender un fenómeno que pone a Argentina en los primeros lugares de los peores rankings mundiales: Alcohol. La falta de mayores y más efectivos controles de alcoholemia fue adjudicado por los lectores como una los posibles factores de riesgo que inciden sobre el total de las colisiones registradas. Patricia dijo que “es sabido que los fines de semana muchos alcoholizados se desplazan frescamente y nadie los detiene; los municipios deberían y pueden evitar que esto ocurra”. Una encuesta realizada por Río Negro OnLine arrojó que más de 1000 personas creen que los controles efectivos de alcoholemia reducirían los accidentes de tránsito. Falta de respeto a las normas y al “otro”. Este tema se repitió en varias intervenciones y se destaca negativamente la impaciencia para conducir, los malos hábitos de manejar, los excesos de velocidad y la imprudencia de los conductores al momento de realizar maniobras muy arriesgadas. Ezequiel deja su mirada sobre el tema y dice que “no tenemos una cultura que le interese la seguridad. Cuando vamos a comprar un auto, nos interesa más el mp3, el techo solar q todos los dispositivos de seguridad. De hecho, no utilizamos el cinturón de seguridad, el mejor invento en el tema, lo único que de verdad nos puede salvar la vida”. También Yohana Pereyra piensa que “nadie asume la responsabilidad en nada, porque más allá de poner más control en las rutas o calles hay que tomar conciencia que tanto la velocidad o distracción del conductor son unos de los mayores problemas, (igual) que hablar por celular”. Para Raúl Oscar Cáceres el “Estado no tiene la culpa de que quien está detrás de un volante está con sueño, alcoholizado, apurado, etc. etc. etc.; la mayoría de los accidentes se genera por IMPRUDENCIA, y en menor escala, a mi entender, por el estado de las rutas. No creo que la solución más efectiva sea el ensanchamiento de las rutas, sino que cada uno de nosotros tengamos la responsabilidad que nos corresponde”. Por su parte, Carolina, pide que se respete al “otro”: “considero que los accidentes se deben a cierta imprudencia por parte de los conductores de todo tipo de vehículos (motos, bicicletas, camiones, autos, etc.). Todos creemos que somos los únicos que tenemos que llegar a destino, sin ponernos a pensar por un momento que en un minuto podemos hacernos daño o dañar a otro”. Rutas. Sin lugar a dudas uno de los temas más abordados fue el estado, el tipo y la señalización de las rutas. El lector Víctor Yunis se introduce al debate con un análisis alrededor del tipo de rutas y su relación con el parque automotor que las transita: “Los problemas de accidentes en las rutas son causas de diversos factores, pero no existe ninguna duda sobre la responsabilidad que le cabe al Estado por las rutas. Argentina no dispone de un sistema vial acorde la actual tecnología de los vehículos. Sus rutas responden a diagramas de hace cincuenta años donde las necesidades del tránsito eran otras muy distintas”. Daniel Rubén Vincent toma la posta del comentario anterior y ofrece una comparación al decir que “hay que consultar las estadísticas de la provincia de Buenos Aires y ver cuantos accidentes había en la ruta Nº 2 cuando era de mano única y que número hay desde que se hizo la doble mano. Ahí está la respuesta, antes se la llamaba la ruta de la muerte (10 a 15 muertos por fin de semana) y ahora, con doble mano, hay que lamentar solo 1 o 2 fallecidos por temporada, ¿se nota la diferencia?”. En la opinión de Silvia Rosales analiza la confluencia de un heterogéneo parque automotor y las características de las rutas en la región. Esta lectora se refiere distintitos tipo de responsabilidades: “los conductores que se creen omnipotentes por conducir un vehículo moderno, los conductores que conducen vehículo sin las condiciones de seguridad adecuadas, la de una ruta que debería contar con mayor señalización etc, etc, etc, y (...) las conductas humanas”. Parque automotor. Sobre esta variante algunos comentarios resaltaron la convivencia de autos viejos en muy mal estados con vehículos de nueva generación. La diferencia de velocidades entre unos y otros y el incumplimiento de los límites fijados, se intercalaron para analizar el quiénes circulan los caminos de nuestra región. La referencia ineludible fueron los vehículos de carga relacionados con la producción frutihortícola. Andrés Carré analiza el desuso de vías alternativas para el trasporte de carga y su inclusión en las rutas. “Creo que el tema va mucho más allá de las imprudencias de los conductores y que el Estado es el principal responsable de esto: Menem eliminó de nuestro país el ferrocarril el cual no sólo transportaba gente sino también CARGA. Esto produjo un incremento de tráfico pesado y agotamiento en las rutas dejándolas en un estado deplorable pues desde aquel histórico momento, ni el estado nacional ni provincial fueron poniendo en condiciones la ruta. Sino todo lo contrario. ¿Cuál sería la solución? Habilitar el ferrocarril para transportar carga pesada (combustibles, ganado, caballos, las cosechas frutícolas, etc). De esta forma, ya no circularían por la ruta estos camiones y aliviarían de forma importante al tránsito. Otra forma, puede ser hacer una autopista donde están las vías del ferrocarril (pues su piso ya está preparado para alto tránsito) y dejar la actual ruta para los chacareros y tránsito pesado. Si bien el último comentario nos deja una posible solución para descongestionar las rutas y aliviar el tránsito, las mayoría de los lectores aportaron sus ideas para pensar y superar este mal que preocupa a todos los argentinos. Los inevitamos a repasar algunas propuestas. Silvia Rosales cree que el cambio tienen que ser la educación y la aplicación de penas efectivas para las infracciones. “El estado debe cumplir su rol rector y en consecuencia: exigir a la concesionaria de la ruta una mayor señalización, sancionar una legislación que castigue a los conductores con penas contundentes, que se realice educación vial durante varios años de la escolaridad de niños y jóvenes, que el carnet de conducir se extienda previa capacitación de manejo práctico y teórico (...) El ensanche de las rutas amortiguará temporalmente la incidencia de choques, una vez transcurrido cierto tiempo en el que los conductores se adapten a la nueva vía, volverán -metamorfosis mediante- a aumentar los accidentes. Nicolás coincide con el exposición de Silvia al decir que el Estado “tiene que pensar en un cambio estructural multisectorial para detener esta locura de los accidentes de tránsito (nueva legislación, sacar de circulación autos viejos e inseguros, etc). No se tienen q proponer tal o cual cambio si en realidad no tomamos conciencia que todos somos responsables de esta situación, y q la base de toda solución va a ser educación y cambios estructurales”. Carlos Chavez toma como punto de partida el modelo alemán para la educación vial y las sanciones a las infracciones de tránsito. Posteriormente propone que: “El que cruza en rojo multa, boleta y antecedente a su registro. Que tengan dos o tres radares en los mismos semáforos, el que supera los 60 kph será detenido en el siguiente semáforo. Multa, boleta, antecedente. Para que esto suceda -y sea útil en el tiempo- que este modo de operar se incorpore como "política de estado" municipal para lo que el deliberante debe promulgar su correspondiente ley o lo que fuera, estableciendo estos controles como norma legal permanente y no como el impulso errático de un funcionario pasajero. Ah! Que se incluyan dos días de cárcel además de la multa para maniobras peligrosas y faltas graves al código de tránsito. Es sencillo, ¿no? pero para empezar sirve y mucho”. Alberto Sánchez coincide con el planteo anterior y exige mayores y efectivas penas para los incumplimientos de las normas y la reincindecia. Franco Emanuel Martínez cree que “la ampliación es una obra complicada aunque no imposible, pero hasta contar con los fondos y la voluntad para realizarla (por los problemas que implica la expropiación de chacras, o el derivamiento del tránsito), creo que se debería apuntar a la concientización a través de multas por las infracciones cometidas”. También Francisco Delgado propone “establecer fuertes multas”, además de “reducir el límite de velocidad en las rutas”. Para Néstor Raúl Merino “el problema si solucionaría con reubicar la ruta por las bardas, así se sacaría el tránsito pesado por la actual vía. Otra solución rápida sería controles policiales con mano dura ya que hay automovilistas no respetan las leyes de tránsito”. Por último Patricia Solves cree que “una vía más ancha seria una solución, siempre y cuando los conductores respeten las reglas”. | ||
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