| ||
"Pasaban como si nada" | ||
"No hubo otro accidente de casualidad", comentó ayer indignado Rodrigo Molina, uno de los primeros en auxiliar a las víctimas e hijo del dueño de la chacra donde vivían los niños. "Los cuerpos estaban en la ruta, había varios coches parados con las balizas encendidas y nosotros tratando de salvar a los chicos, pero los autos pasaban igual a 120 kilómetros por hora, salpicándonos piedras y sin importarles nada. Impunes", agrega el joven. La noche de la tragedia, Molina volvía de trabajar en otra chacra junto al padre de uno de los chicos. Las familias Villagra y Medina son oriundas de Tucumán, pero vinieron a probar suerte hace unos años al sur y decidieron quedarse, trabajando en la chacra ubicada detrás de un negocio que es propiedad de los Molina "El Chapulín Colorado". Carlos y Marcos gustaban mucho de los deportes y llevaban un tiempo practicando tae kwon do. La escuela municipal donde aprendían la disciplina estuvo ayer de duelo y no abrió sus puertas. Tampoco hubo actividades en la Escuela Primaria 57 donde los chicos tomaban clases. "La bronca que nos queda es el desinterés de la gente y la soberbia con que circulan", señaló Molina. | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||