Miércoles 28 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 34 y 35 > Sociedad
ANALISIS: Responsabilidades

Las vidas tronchadas de dos chiquitos sobre la ruta no puede restringirse a la fatalidad. Hay responsabilidades.

Cuatro nenes de entre 6 y 11 años dejados solos a merced de una combinación ominosa la noche y una autovía de terror es de por sí un crimen. Es exponerlos a la amenaza de un violento destino, sea a manos de un depravado o asaltante, o al vértigo de los vehículos en una calzada de extremo peligro.

Para las horas diurnas, se dirá que la presencia de pequeños a la vera de la 22 es un paisaje frecuente, un hábito cultural inevitable de las zonas de chacras de esta y cualquier región. Es cierto: cientos de familias están compelidas a desafiar la ruta para enviar a sus hijos a las escuelas rurales, con el único "resguardo" de un cartel que casi nadie ve ni respeta: "despacio escuela".

Pero es necesario revisar actitudes y asumir responsabilidades. Desde luego, la principal responsabilidad es la familiar: ningún padre podría estar tranquilo con sus niños fuera del hogar en horas nocturnas y en zonas descampadas y riesgosas. El acompañamiento de un mayor es básico.

Hay otras reglas que hay que empezar a establecer de una buena vez: algunas no escritas como, por ejemplo, que un conductor de un transporte público de pasajeros no debería permitir que viajen chiquitos solos, de noche y en zonas de alto peligro. Menos dejarlos en una zona crítica. Sería deseable que alerte sobre su presencia o si los lleva que, al bajar estos, tome la precaución de que estén a salvo del tránsito. Concretamente, que se tome la molestia de conducirlos a la otra banquina o asegurarse que lo haga un pasajero.

Otras reglas están escritas y sencillamente hay que respetarlas:

" Aminorar en extremo la velocidad en los accesos a pueblos y cruces, sobre todo en horas nocturnas, cuando la visibilidad decrece.

" Estar sumamente atentos cuando se conduce detrás o se advierte en las cercanías un ómnibus que se detiene o acaba de hacerlo. Es altamente probable que pasajeros que bajen -sean niños o adultos- se crucen por delante o por detrás del mismo.

Y, de paso, ya que hablamos del transporte de niños:

" En el vehículo, llevarlos siempre atrás y atados con cinturón.

" No llevar niños en motos y, si es inevitable, ponerse y ponerles casco.

" No llevarlos en bici en la parrilla trasera, para evitar el tan común "pie de bicicleta". Usar asientos adecuados que protejan sus piernas.

" Y en las áreas donde las escuelas están a la vera de una ruta, que las autoridades escolares y el Estado asuman la responsabilidad de garantizar cruces sin ningún riesgo.

La tragedia de estos nenes nos duele. Y nos obliga, para proteger a muchos otros que están en peligro todos los días.

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