Miércoles 28 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 30 y 31 > Sociedad
A los ojos también hay que cuidarlos del sol
La exposición a los rayos solares puede dañar la visión. Los especialistas aconsejan usar anteojos para sol con filtros. Cómo reconocer los de buena calidad y qué precauciones tomar.

Llegan los meses más cálidos y con ellos las recomendaciones para cuidar la piel de la radiación solar. Sin embargo, los ojos también deben protegerse de los rayos ultravioletas (UV), ya que su acción puede provocar "quemaduras" en la superficie del ojo, una condición conocida como queratitis. También son frecuentes las manchas o crecimientos amarillentos en la esclerótica o blanco del ojo, como consecuencia de la exposición desaprensiva a la radiación solar.

A largo plazo, "la exposición sin protección a los rayos UV puede conducir a la degeneración macular, cataratas y otras enfermedades oculares que comprometen la calidad de la visión", señala la oftalmóloga Madeline Romeu.

La degeneración macular es hoy una de las principales causas de pérdida de la visión central, y se produce cuando las células de la mácula que está ubicada en la zona central de la retina comienzan a destruirse. Este proceso puede ser rápido o progresivo, y provoca la pérdida de la visión aguda, conservando la visión periférica. Pero en casos extremos, puede llevar a la ceguera.

En tanto, las cataratas se producen cuando se opaca el cristalino, una lente natural ubicada dentro del ojo, que permite enfocar. A medida que el cristalino se vuelve opaco, disminuye la posibilidad de ver imágenes nítidas y se pierde en gran medida la capacidad de diferenciar los colores. Aunque en un 95% de los casos la enfermedad aparece con la edad, a partir de los 60 años, hay factores como diabetes traumatismos y la radiación ultravioleta que pueden acelerar su aparición.

Para prevenir estos trastornos, lo más importante es "utilizar anteojos de sol con filtro de rayos ultravioleta, y comprados en una óptica", advierte el oftalmólogo Pablo Cazón, de la Fundación Zambrano. Actualmente, en el mercado existen algunos ejemplares que sólo filtran la luz visible pero no la radiación ultravioleta y provocan la dilatación de las pupilas al detectar menos cantidad de luz. "Esto ocasiona que en el ojo entre una mayor cantidad de radiación ultravioleta perjudicial y produce lesiones oculares graves e irreversibles", señala su colega Rubén Arias, también miembro de esta entidad sin fines de lucro que se dedica a la investigación capacitación y asistencia en Oftalmología.

 

Así en el mar  como en la montaña

 

La mejor forma de asegurarse de la calidad de los anteojos es adquirirlos en lugares habilitados a tal fin, en los que un especialista recomiende aquellos con el filtro más conveniente para la actividad que se vaya a realizar.

La recomendación de usar anteojos con filtro no sólo es válida para aquellos que pasan las vacaciones en el mar o en una pileta, sino para cualquier persona que realice actividades al aire libre en meses de mucha radiación, incluyendo a los niños.

Quienes pasan las vacaciones en la montaña deben tomar precauciones extremas, dado que allí se conjugan una serie de factores

que incrementan los riesgos para la salud visual. Por un lado, la altitud y la reflexión (reflactancia) de la superficie intensifican el nivel de radiación ultravioleta e infrarroja a graduaciones mucho mayores a las que nuestros ojos soportan habitualmente.

Por otra parte, a mayor altitud la atmósfera es más delgada y absorbe una menor proporción de radiación UV. Por cada 1.000 metros de incremento de la altitud, la intensidad de la radiación UV aumenta en un 10 a 12%.

En tanto, diferentes tipos de superficies reflejan o dispersan la radiación UV en diversa medida, y, mientras el pasto o el agua reflejan menos de un 10%, la nieve fresca puede llegar a reflejar el 80% de la radiación incidente.

La recomendación general es entonces utilizar gafas de sol con filtro. En el caso de las personas que utilizan anteojos recetados (para corregir la miopía u otros defectos de la visión), "los lentes fotosensibles son una excelente opción, ya que bloquean el 100% de la radiación UV y reducen el deslumbramiento, lo que aumenta el confort y reduce la tensión y la fatiga ocular", señala la oftalmóloga Romeu.

Se trata de un sistema de tintes fotosensibles que hacen que los lentes se activen (oscureciéndose) ante la presencia de los rayos ultravioletas.

El nivel de color de los lentes se ajusta al grado de iluminación del ambiente, proporcionando protección automática contra los rayos dañinos tanto en sus estados claros (desactivados) como oscuros (activados).

Quienes deben extremar las medidas de precaución son las personas con ojos y piel claros. También los niños y aquellas personas que se han operado los ojos, por ejemplo de cataratas, o se han sometido a una cirugía refractiva ya que esta técnica adelgaza la córnea, por lo que permite entrar más radiación a través de ella.

Como siempre, prevenir es mejor que curar.

Más información: www.fundacionzambrano.org

MARÍA NARANJO

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