Miércoles 28 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 19 > Economia
La trashumancia en busca de mejores pasturas
La tradicional veranada durará hasta abril. Los campesinos recorren más de 200 kilómetros.

CHOS MALAL (ACHM).-Procurar las mejores pasturas para alimento del ganado es lo que motiva la trashumancia, un proceso que consiste en el traslado de los animales en verano a los campos altos de la cordillera y en invierno a los valles inferiores, ambos lugares complementarios dado que ninguno por si mismo puede procurar brindar alimento durante todo el tiempo a los animales.

Los arreos hacia los campos de veranada, ubicados en el departamento Minas comenzaron en noviembre y se prolongarán incluso hasta abril.

La práctica ganadera trashumante está regulada por las estaciones, es así que desde noviembre estarán en la veranada y desde fines de abril hasta octubre permanecerán en las invernadas.

Los caminos que separan ambos campos les insumen agobiantes jornadas a caballo, haciendo frente a las inclemencias climáticas y a la agreste geografía del norte neuquino trasladando los animales cabríos, vacunos y equinos por los tradicionales "callejones de arreo" y en algunos tramos por las rutas de la región porque los alambrados de los campos impiden el acceso.

Las distancias superan muchas veces los 200 kilómetros y llegar a destino les insume prácticamente un mes y mucho depende del estado del ganado.

Pedro Ibáñez llevaba unos 500 chivitos desde Cura Mallín a la zona de Las Lagunitas, en cercanías de Bella Vista.

El hombre dialogó con "Río Negro" en la zona de Cayanta, a unos 75 kilómetros de Chos Malal, en la Ruta 43, un paraje situado entre Andacollo y Las Ovejas. Fue en la jornada del domingo pasado, en horas de la tarde, cuando el sol se hacía sentir más que nunca y donde el paisaje lo conformaban las montañas, algunos puestos cercanos, alamedas, sauces y un molino.

"Llevo dos días en la huella" relata el hombre, acostumbrado a las faenas de campo y en cuyo rostro se puede apreciar el cansancio y la rigurosidad del paso del tiempo en un trabajo que requiere muchas horas de esfuerzo y dedicación.

El chivito es el principal recurso con que cuentan las familias crianceras del norte neuquino y contar con chivas en condiciones óptimas es lo que les garantiza que la parición sea buena y poder aumentar su capital, que comercializan para sustento de sus familias.

Lo acompañaban Iván Arévalo de tan sólo 6 años e hijo de un amigo, quien a juzgar por su atuendo lleva en su sangre el alma de criancero.

Tiene claro que hacer con el lazo para que los animales sigan por el sendero e incluso hizo uso de un particular silbido para evitar que los animales se dispersaran con el paso de los vehículos.

Iba con ellos el joven Eugenio Cáceres, quien no dudó en sujetar las riendas de su caballo con una sola mano y estirar la otra para saludar a quienes se acercaron al arreo.

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