Miércoles 28 de Noviembre de 2007 Edicion impresa pag. 45 > Deportes
OPINION: Chicos grandes

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

Ya no hay siquiera un debate. El fútbol argentino, es cierto, asiste a la inédita posibilidad de que dos clubes chicos aspiren al título a dos fechas del final. Pero, como contrapartida, exhibe sin tapujos su programación vendida a las exigencias de la tele.

El reclamo del DT de Tigre, Diego Cagna, de que su partido ante Boca Juniors se juegue de modo simultáneo al de Lanús-Gimnasia y Esgrima La Plata, y no dos horas antes, apenas ocupa espacios mínimos. ¿Sería igual si ese reclamo fuera levantado por Boca Juniors?

Claro, Boca, tras la derrota con Arsenal y la compra de Juan Román Riquelme, parece más con la cabeza puesta en Japón que en el Apertura. No se lo veo preocupado por lo que es una injusticia a todas luces, máxime en un fútbol que, como ocurrió en definiciones anteriores, ha tenido finales alimentados por las suspicacias y supuestos arreglos.

Lanús ha hecho los méritos suficientes para ser campeón. Pero no debería recibir la ayuda del horario. Su historia de los últimos años, de club decente, que trabajó de modo limpio en sus inferiores y evitó los negocios de intermediarios y testaferros, podría haber empujado a un reclamo compartido con Tigre. Pero parece mucho pedir. Máxime para un club que sueña con su primer título después de casi un siglo de vida.

Ese es el otro dato curioso. Este cronista retornó a Buenos Aires luego de casi un mes en Europa. Allí no hay discusión posible. Inter reina en Italia, Real Madrid en España, Bayern Munich en Alemania y Arsenal en Inglaterra. Este mismo martes ganaron su boleto a octavos de final de Liga de Campeones Barcelona, Inter, sumándose al Manchester United. Los grandes no dudan. Ganan y compiten entre sí.

En Argentina, en cambio, Lanús y Tigre compiten por el título delante de Boca. De River mejor ni hablar. Independiente se quedó en amague, Racing sigue en crisis y San Lorenzo se conformó con el Clausura. Cualquiera de ellos, con una buena racha, podría haber sido campeón. Pero no. Allí están Lanús y Tigre. Uno que penaba hace tres décadas, cuando la dictadura militar lo castigaba descendiéndolo a una Tercera División por su pasado peronista y el otro recién ascendido este año a Primera.

¿Fruto de un campeonato supercompetitivo y parejo en el que todos pueden salir campeones? ¿O fruto de la crisis de los grandes? El debate puede ser eterno: ¿crecieron los chicos? ¿O bajaron los grandes? Que los grandes están en crisis no hay dudas. La excepción, claro, ha sido Boca. En estos años fue tan grande su diferencia con el resto que cada vez que otro equipo sale campeón la sensación es que ganó el título porque Boca se lo permitió. San Lorenzo deberá ratificar si su coronación del Clausura fue una racha fugaz o el inicio de su reacción como equipo con chapa de grande.

Pero la crisis de los grandes no quita derechos al crecimiento de los chicos. ¿O debe considerarse casual la campaña de Lanús, tras un trabajo de años en sus divisiones inferiores, la intención de mantener un equipo competitivo y de cuidar la estabilidad del entrenador Ramón Cabrero (foto), casi un desconocido dos años atrás?

Es cierto, a la hora de las definiciones, muchas mentes se nublan y muchas piernas pesan el doble. Lanús todavía tiene que jugar uno o dos partidos decisivos. Pero su campaña merece el título.

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