La Conferencia, gracias a la declaración israelo-palestina, fue un éxito, que recibió elogios casi unánimes de todas las delegaciones.
Sin embargo, el camino que se abre aún tiene muchos obstáculos pendientes que no tardarán en emerger, en gran parte por la debilidad política de Abbas y Olmert. Mañana se celebrará en Teherán la cumbre "anti-Annapolis", a la que diez grupos palestinos confirmaron ya su asistencia.
Mientras tanto, en Cisjordania y Gaza se sucedieron las manifestaciones contra la conferencia de Annapolis y Hamas, que controla la Franja de Gaza, ya advirtió que Abbas no tiene legitimidad para llegar a acuerdos.
Por el lado israelí, Olmert recibió de inmediato la amenaza de uno de socio de coalición, el ultraortodoxo Partido Shas, de abandonar el gobierno por la "fantasía" de Annapolis.
El jefe del izquierdista Partido Meretz también puso en cuestión los compromisos alcanzados por el primer ministro, mientras que el derechista Partido Likud del opositor Benjamin
Netanyahu instó de nuevo al Shas y al partido Israel Beitenu (Israel Nuestra Casa) a abandonar la coalición gubernamental. (DPA)