Guillermo Pereyra ha formulado dos acusaciones gravísimas: primero, ha dicho que el gobernador Jorge Sobisch busca anular la prórroga de la concesión de Loma de La Lata como represalia porque no le permitieron hacer un negocio con la renovación de las concesiones de otros yacimientos. Dijo "negocito", pero se entiende muy bien: está hablando de un soborno.
Por si hiciera falta más, ayer el gremialista dijo que el actual gobierno es "corrupto",y que eso es "vox populi", aunque declinó brindar precisiones.
No parece tratarse de apreciaciones formuladas a la ligera: la primera vez fue en una solicitada y ayer ante periodistas de prácticamente todos los medios de la provincia.
Tampoco es algo que haya dicho un desconocido o un inimputable: el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado es un hombre del partido gobernante, fue diputado provincial y también subsecretario de Trabajo del propio Sobisch. Como nadie, conoce los entretelones del mundillo oficial y también del negocio petrolero.
Menciones de este calibre no pueden pasar inadvertidas para la Justicia.
HÉCTOR MAURIÑO
