La violación de los derechos humanos más extendida, consentida e impune que existe es según estadísticas mundiales la que se perpetra contra mujeres y niñas, fenómeno que recién comenzó a verbalizarse cuando la Organización de Naciones Unidas (ONU) implantó el Día de la No Violencia contra la Mujer.
El 25 de noviembre de 1960, el entonces dictador de la República Dominicana, Rafael Trujillo, ordenó asesinar a las activistas políticas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.
En su honor, en 1999, la ONU instituyó el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer en esa fecha, a propuesta de la República Dominicana y de otros 60 países.
Lo hizo tras haber aprobado en 1993 la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y cumplidos 20 años de la Convención sobre la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Contra la Mujer (1979), cuyo protocolo facultativo la Argentina finalmente suscribió el año pasado. Con tanto retardo, la cultura del maltrato sin condena prevaleció en el mundo de tal manera que obligó a la ONU a elegir para este 25 de noviembre de 2007 el lema: "Poner Fin a la Impunidad de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas".
En la Argentina, según datos del Consejo Nacional de la Mujer, entre el 75% y el 90% de las víctimas de violencia familiar son mujeres y en el 80% de los casos, los victimarios son sus parejas, que en un 35% son miembros
de fuerzas de seguridad.
Otra cifra es más aterradora: el 25% de las mujeres es víctima de violencia y el 50% corre el riesgo de serlo en algún momento de sus vidas. Así lo reveló un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, que además consignó que en una de cada cinco parejas hay violencia contra la mujer; y que el 42% de las mujeres víctimas de homicidio fueron asesinadas por sus parejas.
Según Red Solidaria, hay 240 asesinatos anuales de mujeres en el país, lo que equivale a decir que muere una cada 36 horas.
Además, cientos de mujeres han desaparecido, presas de las redes de prostitución que proliferan en el norte del país, o han sido víctimas del gatillo fácil, como lo vienen denunciando las "Madres del Dolor" y las que luchan por el "no a la trata".