BEIRUT (AFP).- Fuad Siniora, primer ministro de Líbano, que se encuentra desde ayer sin presidente, afirmó que trabaja para que la elección de un nuevo jefe de Estado tenga lugar lo más rápidamente posible y acabar así con la crisis política que atraviesa el país de los cedros.
Siniora, cuyo gobierno se encuentra en posesión de todos los poderes presidenciales, tal y como prevé la constitución, afirmó a la prensa que su gabinete iba a desplegar todos sus esfuerzos "para que la elección (presidencial) tenga lugar lo más pronto posible de acuerdo con la constitución". El mandato del ex presidente pro sirio Emile Lahud finalizó en la medianoche del viernes. Mientras tanto, la mayoría parlamentaria antisiria y la oposición, apoyada por Damasco y Teherán, han sido incapaces de designar su sucesor, que debe ser nombrado por el parlamento.
"Continuaremos con nuestro deber, como está previsto por la Constitución", agregó Siniora, después de haberse entrevistado con el patriarca de la Iglesia maronita, Nasrallah Sfeir.
El jefe de Estado en Líbano sale, como es tradicional, de la comunidad maronita. Fuad Siniora rechazó una decisión de Lahud, tomada horas antes de la expiración de su mandato, de confiar la seguridad del país al Ejército.
El presidente saliente argumentó
que había "condiciones y riesgos sobre el terreno que podrían llevar a un estado de excepción". "No es necesario un estado de excepción... el Ejército cumple con su deber", aseguró Siniora, cuyo gobierno está considerado como ilegítimo por Lahud y la oposición tras la dimisión de seis ministros en 2006.
El Ejército, que no ha reaccionado a los últimos movimientos políticos, está encargado de mantener el orden tras el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafic Hariri. "La situación es tensa, pero hay una confianza total en el Ejército libanés y en su capacidad de mantener el orden en todas las regiones", afirmó el diputado Alí Khreiss, del movimiento chiíta Amal.
La falta de consenso entre mayoría y oposición retrasó el viernes en la elección parlamentaria del presidente, por quinta vez en dos meses. El vacío en la jefatura del Estado suscita la inquietud de los libaneses y de la comunidad internacional.
"Hay sin embargo un statu quo, pues ambos bandos se temen mutuamente", declaró a la AFP un diplomático árabe en Beirut, que agregó que "hay temores de que la situación degenere en un conflicto entre sunnitas y chiítas o entre cristianos, y por eso todos se muestran reservados".