River es desde hace tiempo un alma en pena: sin nada por qué jugar, derrotado, a la deriva futbolística y, últimamente, sin nadie que le quiera devolver su grandeza perdida. El problema para el club de Núñez es que tal grandeza no sólo la perdió dentro de la cancha, sino que también afuera, a partir de una dirigencia que hace rato no sabe qué hacer, ni con el equipo, ni con la institución.
La de ayer, ante Colón en el Monumental, fue una derrota que no dolió. Porque nada podrá igualar el rechazo de Ramón Díaz a dirigir el equipo. Hacía tiempo que un ídolo riverplatense no le daba la espalda al club como lo hizo el "Pelado" el jueves pasado, a cambio de permanecer en otro club.
Colón aprovechó la debacle de River y ganó en el Monumental por primera vez en su historia. Rubén Ramírez a los 43 de la primera parte y Freddy Grisales a los 7 de la segunda le dieron al "sabalero" una victoria que se revalorizará al final de la temporada, cuando fije su mirada en la tabla de promedios.
Tras la eliminación de la Copa Sudamericana en semifinales, Daniel Passarella dio por terminado su opaco segundo ciclo como entrenador de River y River dio por terminado el año. Lo que comenzó entonces fue la búsqueda del sucesor del Káiser. Iba a ser Ramón, pero. ¿Entonces? Los candidatos son José Pekerman, hoy en Toluca; Américo Gallego, en Tigres de México y Diego Simeone. Una fuente ligada al club aseguró que "el lunes habrá un contacto formal con Claudio Borghi". Aunque después de lo que ocurrió con Ramón ¿quién se anima a confirmar algo en River?